Volvió a pasar: un hombre mató a una mujer delante de su hijo. Casos como el del niño mendocino que hace unas semanas tuvo que esconderse en el baúl de un auto del ataque de su padre, mientras su mamá era asesinada y sus dos hermanos heridos de gravedad, o los cinco femicidios ocurridos en tan sólo 72 horas en Entre Ríos, o el hombre que asesinó a machetazos a su pareja delante de su hija en la misma provincia, hace pensar que la violencia hacia las mujeres es cada vez mayor en la Argentina.
¿El femicidio es contagioso? ¿Es posible que la mayor difusión de estos casos genere que otras personas quieran replicarlo?
Dora Barrancos, socióloga y directora del CONICET por las Ciencias Sociales, explicó a NOTICIAS que a estos fenómenos se los denomina “efecto demostrativo”, donde alguien quiere hacer lo mismo que vio en la televisión o en los diarios, “encontrando una justificación a sus actos de violencia por verse reflejado en aquel que ya lo hizo, lo que puede desencadenar en unos resultados terribles”.
Sucedió en 2010, cuando el músico Eduardo Vázquez prendió fuego a su esposa Wanda Taddei, provocándole la muerte días después. Los estudios que se realizaron sobre este caso indican que en los dos años anteriores al hecho, 9 mujeres habían sido atacadas de esta forma; mientras que en los tres años que le siguieron, el número aumentó a 132, dejando como saldo el fallecimiento de la mitad de ellas.
Aún así, tanto Barrancos como la socióloga Vanesa Vázquez Laba, quien además es directora del Programa contra la Violencia de Género en la Universidad Nacional de San Martín, aseguraron que para llegar a ese punto donde un hombre mata porque vio que otro lo hacía, “debe existir una influencia importante y negativa en su entorno social”. Vázquez Laba alertó que analizar los femicidios sólo desde el lugar de contagio sería “muy lineal y peligroso, dado que son pocos los que tienen una violencia reprimida y que por ver una noticia agarran un arma y le disparan a su pareja”.
En la misma línea, el antropólogo social Pablo Semán afirmó a NOTICIAS que “sería un grave error pensar que mayor visibilidad es sinónimo de mayor violencia”. Lo que sí resaltó, como también lo hicieron las demás profesionales consultadas, es que en los últimos años los femicidios de difundieron más por “el compromiso de la sociedad y de los movimientos contra la violencia de género”.
Si bien gran parte del análisis se mantiene dentro de la esfera de la sociología, también es importante comprender qué es lo que pasa por la cabeza de un femicida. Andrea D’Atri, psicóloga especializada en estudios de la mujer, explicó que “no existe un efecto contagio en términos psicológicos, como así tampoco hay un patrón que se respete en todos los hombres violentos. Si estuviese, sería más fácil de prevenir”.
Con un mensaje esperanzador hacia el futuro para revertir esta situación, Vázquez Laba instó a que las mujeres que sufren episodios de violencia se acerquen a los centros y organizaciones de tratamiento porque “es posible tener una vida distinta, cortar con ese vínculo que no las deja ir, y comenzar con uno nuevo”.
por Gonzalo Bañez Villar
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