El día en que el ex jefe del Ejército Cesar Santos del Corazón de Jesús Milani fue detenido en La Rioja por delitos de lesa humanidad, el ex espía Antonio Stiuso se enojó. Estaba molesto porque no pudo ser él quien provocara la prisión preventiva de uno de sus enemigos de la era K. Ese es hoy su objetivo principal: ir contra quienes lo enviaron al ostracismo a pesar de haber sido un fiel servidor durante 12 años ininterrumpidos. Y su estrategia tiene un solo escenario: los tribunales de Comodoro Py.
Diversas fuentes de esta revista vienen afirmando hace tiempo que la venganza de Stiuso será en Tribunales. “‘Jaime’ tiene paciencia. Es un italiano que quiere vendetta y no tiene ningún apuro. Va aprovechar cualquier oportunidad que tenga para vengarse”, aseguró un ex funcionario que suele frecuentar al ex agente. Y así se ve para quienes disfrutan de las intrigas palaciegas.
Este martes 14, Stiuso aprovechó la oportunidad que le dio la Sala II de la Cámara Federal con las firmas de Eduardo Farah y Martín Irurzun, quienes le ordenaron al juez Claudio Bonadio reabrir una causa por espionaje ilegal contra Milani que había cerrado. Para los jueces había sido desacertado concluir la investigación y consideraron que “lucía adecuado” escuchar a Stiuso. Pero no quisieron hacerse cargo del todo de la decisión. Dijeron que quien “invocó expresamente” al ex espía fue el fiscal general Germán Moldes. Moldes y Stiuso tienen un amigo en común: el auditor general de la Nación, Javier Fernández.
En su declaración, Stiuso afirmó que la Secretaría de Inteligencia poseía equipos que permitían detectar “valijas” de escuchas ilegales. Con esos aparatos habría detectado esas “valijas” en la zona del Obelisco y también en la sede del edificio Libertador, que pertenece al Ejército. Aclaró además que ese tipo de “valijas” no se puede comprar en el mercado nacional y que “su único destino es el de escuchas ilegales”. Los reportes sobre esas detecciones fueron elevados al entonces secretario de Inteligencia K, Héctor Icazuriaga, y al subsecretario, Francisco “Paco” Larcher. También son testigos de ese descubrimiento los operadores del equipo que detectaba las “valijas” de escuchas ilegales. Sólo queda esperar si Bonadio citará a los ex jefes de Stiuso y a sus agentes. Un dato llamativo: cuando la nueva administración llegó a la hoy AFI (Agencia Federal de Inteligencia) no encontró el equipo detector de “valijas” de escuchas ilegales. ¿Lo denunciarán? Stiuso está deseoso de colaborar con ellos.
Carpetas
Sobre el “aparato de inteligencia clandestina” que se investiga, Stiuso afirmó que esta estructura nació en el 2008, cuando Milani ascendió a director de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. Esta estructura habría recibido asistencia del Ministerio de Seguridad, la AFIP, la UIF (Unidad de Información Financiera), la Procuración General de la Nación encabezada por Alejandra Gils Carbó y un sector de la Secretaría de Inteligencia de entonces que era ajeno al área de Operaciones, la que él controlaba. Según Stiuso, esta inteligencia paralela era controlada por sus mismos jefes: Cristina Kirchner y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini.
Como corolario, recordó que en diciembre del 2014, cuando lo echaron tras cambiar la cúpula de la SIDE, la inteligencia paralela se fusionó con la oficial y el Gobierno pasó a manejar todo el aparato de espionaje a su antojo, bajo la órbita de Oscar Parrilli como director de la AFI y Martín Mena como subdirector. En aquella purga, los agentes que respondían a Stiuso fueron reemplazados por militantes de La Cámpora, como publicó esta revista. Entre los más célebres estuvo el actual diputado Rodolfo Tailhade, quien se desempeñó en el área de Contrainteligencia, la preferida de Stiuso. Una coincidencia: a la misma hora que Stiuso declaraba en el juzgado 11, Tailhade se asomaba a la ventanilla del juzgado 12 para consultar por una causa. Lo acompañaba Esteban Carella, quien también pasó por Contrainteligencia. Casualidades en las que los espían no creen.
La declaración de Stiuso fue una enumeración de sus enemigos. Sumó también, como parte de la inteligencia paralela, a la Policía Bonaerense liderada por Hugo Matzkin y se tomó la libertad de humillar a Daniel Scioli. Dijo que el ex gobernador bonaerense consentía ese sistema clandestino de inteligencia “a pesar de ser un objetivo del mismo”. Para Stiuso, Matzkin fue uno de los cerebros de lo que él considera un intento de asesinato de su persona, pero que terminó con la muerte del agente Pedro “Lauchón” Viale cuando el grupo Halcón entró a su casa en el marco de un allanamiento y lo acribilló.
En otro pasaje de su declaración, Stiuso afirmó que Larcher mantuvo una reunión con quien fuese ministro de Defensa hasta junio de 2013, Arturo Puricelli. En ese encuentro, Puricelli habría admitido la existencia de una inteligencia paralela dirigida por Milani.
Para Bonadio, quien tiene una vieja enemistad con Stiuso, la causa “no tiene mucho andamiaje probatorio”. Se lo escuchó quejarse por la decisión de la Cámara Federal de citarlo a Stiuso. “No sé por qué lo quieren escuchar. Habría que preguntarle a ellos”, se le escuchó decir. A sus colaboradores más cercanos les dijo: “Es un gran libretista de teatro. Puro humo”.
Internas
El ex director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia sumó también el antecedente del expediente Dark Star, una causa cuestionada por el fiscal Federico Delgado, quien pidió cerrarla en abril del 2015 tras no encontrar el delito por el cual había comenzado la investigación cuatro años antes: el supuesto espionaje de una empresa en favor del Reino Unido. Esa causa, sin embargo, encontró otras irregularidades y, tal vez, lo que en verdad buscaba Stiuso: espiar a sus adversarios César Milani y Fernando Pocino. Luego de ser cerrada por el juez Sergio Torres, la causa generó dos nuevos expedientes por pedido del fiscal Delgado, uno que investigaba al mismo Stiuso por haber manipulado la Justicia para “espurios intereses personales” y otro porque de las escuchas surgía que había agentes de inteligencia violando secretos de Estado. En la primera, Stiuso fue sobreseído en agosto pasado por el juez Luis Rodríguez, quien es amigo y compadre de Javier Fernández, el amigo de “Jaime” y de Moldes. Lo llamativo de este caso fue que el fiscal Franco Picardi, quien había pedido antes la citación de Stiuso para declaración indagatoria, no apeló el fallo y quedó firme. Tal vez no quiso toparse con su jefe, el fiscal Moldes. Especulaciones.
La causa sobre los agentes que habrían violado secretos de Estado también la tiene Rodríguez y aún sigue abierta.
Los correveidiles del espionaje vernáculo afirman, sin dudar, que Stiuso tendría guardado en dos escribanías –una en Buenos Aires y otra en Uruguay– copias de la causa Dark Star y otros documentos que serían su garantía en caso de que alguien del kirchnerismo quisiera hacerle daño a él o su familia.
CFK
El futuro judicial de Cristina Kirchner no parece bueno. Todavía tiene muchos frentes y a Stiuso le queda declarar en varias causas, entre ellas las de las escuchas al celular de Oscar Parrilli que surgieron de la causa por el encubrimiento a Pérez Corradi. La última revelación de esos audios dejó expuesta a la ex presidenta cuando afirmó que había que “salir a apretar jueces” en medio de una charla con Parrilli. En ese diálogo hablaban de Stiuso, quien había dado un reportaje al diario La Nación, y ensayaban además cómo harían la defensa mediática con periodistas amigos. Se refirieron a Gustavo “El Gato” Sylvestre, Raúl “Tuny” Kollmann, de Página/12, y Víctor Hugo Morales.
En el kirchnerismo afirman que la filtración de las escuchas fue obra de Stiuso. Él lo niega. En la reciente entrevista que brindó a Clarín se desligó. “Yo no tuve nada que ver”, dijo.
En las escuchas, Parrilli y CFK también invocan a dos señalados por Stiuso como parte del sistema clandestino de inteligencia. “Ya lo llamé a Aníbal (Fernández). El que lo va a hacer mierda a este, sabés quién es también, ¿no? (César) Milani…”, afirmó Cristina. ¿A qué se refería con “hacer mierda”?
Descanso
Durante las vacaciones de verano, Stiuso viajó con su familia a Alemania. Tiene excelentes contactos con la inteligencia de ese país, al igual que con la CIA, el Mossad y el servicio de inteligencia francés. Incluso hoy, ya fuera de la ex SIDE, sigue intercambiando información con ellos. Sus allegados afirman que al mismo tiempo que planea su venganza contra la ex presidenta y sus colaboradores intentará reinventarse como consultor. Ya tuvo algunas consultas de empresarios.
por Rodis Recalt
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