El kirchnerismo ha sido un derroche de símbolos a lo largo de un década y media. El macrismo sigue buscando definir los propios, con un año y medio en el poder.
La política es, en gran medida, una dimensión de representaciones simbólicas. La Bandera es el principal de ellos, el que nos identifica a todos. Es el símbolo de la unidad nacional. MM y CFK reivindicaron hoy la Bandera y la unidad desde la ruptura. Pelearon por la propiedad de los símbolos.
A los K se les pasó por alto un símbolo en el acto de Arsenal (¿o no?): el estadio se llama “Julio Humberto Grondona”, quien, si viviera, lo más seguro es que estaría preso por el festival de plata negra en la AFA durante la “década ganada”.
En Rosario, para el acto de Macri, se decidió vallar el Monumento a la Bandera para evitar malos tragos. Desde ese aislamiento simbólico, habló de unidad. Y habló de unidad Cristina en Sarandí, desde la división incluso del peronismo.
Macri habló desde un palco clásico, fuera de la estética PRO que, esta vez, fue desplegada por CFK en un escenario que fue llenando de “gente común” al estilo Obama, Macrón. Al estilo recomendado por Jaime Durán Barba para definir estéticamente al macrismo.
Para Cristina está todo mal por lo que quitó Macri. Para Macri, muchos no llegan a sentir lo mejor que viene gracias a lo que Cristina se llevó. La fórmula discursiva M es: + pasado – presente. La fórmula K es: + presente – futuro.
Macri no fue a Rosario a definir candidaturas. De Cristina se esperaba que lo hiciera con la suya, pero al perecer mantendrá el misterio hasta último momento. De su discurso puede derivarse cualquiera de las dos decisiones... El marco fue de lanzamiento. El discurso fue de “ya fui todo, vengo como una más”. Vive un dilema. Su propia división íntima.
Si se presenta: 1) se expondría a su techo, el 60% la detesta; 2) la acusarán de buscar fueros para esquivar a la Justicia; 3) le hará un favor a Macri, partiendo la escena lo más posible en dos. Si no se lanza: 1) dejará al kirchnerismo sin su candidato más redituable; 2) el oficialismo podría salir primero en Buenos Aires y el massismo ubicarse mejor; 3) sin fueros, podría seguir explotando el relato de la “persecución”.
País dividido. Peronismo dividido. Banderas y unidades para todos los gustos...
*Jefe de Redacción de Noticias
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por Edi Zunino*
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