"Todos, investigadores y efectivos, tienen prohibido hablar sobre el tema. Pero es cierto: hay una sala especial, completamente aislada y con altas condiciones de seguridad tecnológica, para evitar fugas de información, donde se guardan pruebas y se analizan pericias de la causa Nisman”, afirmó a NOTICIAS un efectivo de alto rango de la Gendarmería Nacional.
Los responsables de la investigación de la muerte del fiscal Alberto Nisman dieron una orden tajante: “No brindar ningún tipo de dato a la prensa” sobre el búnker que se armó en un área restringida del edificio Centinela, cede de esta fuerza de seguridad en el barrio porteño de Retiro.
A resguardo. Toda la causa está celosamente guardada bajo extremos niveles de seguridad. “Hay una sala aislada y de difícil acceso. Allí se resguardan pruebas de la investigación por la muerte de Carlitos Menem, el hijo del ex presidente. Y también se guardaba droga secuestrada. En ese mismo espacio se analiza todo lo referido a la investigación de la muerte Nisman”, reveló a NOTICIAS un importante efectivo de la fuerza.
El lugar está absolutamente blindado. Para poder acceder hay que superar al menos dos puertas custodiadas por gendarmes, previo a presentar la identificación personal que acredita tener autorización de acceso y luego de destrabar las cerraduras que se accionan por medio de una huella digital.
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En este espacio secreto se acumulan archivos digitales, fotográficos, planimetrías, audios de los sistemas de emergencias médicas y material informático, y es impenetrable desde el exterior, ya que posee una doble pared. Allí solo tienen acceso los integrantes de la junta interdisciplinaria de la fuerza, a cargo del director de Criminalística y Estudios Forenses de Gendarmería Nacional, el comandante Orlando Caballero, la cual está integrada por médicos legistas, expertos en criminalística, balística y papiloscopía; entomólogos, técnicos informáticos y acústicos, psicólogos y radiólogos.
Todas las conclusiones obtenidas por los profesionales serán elevadas al fiscal Eduardo Taiano, a cargo de la causa, delegada por el juez Julián Ercolini. Incluso, las logradas por las pericias que se realizarán en la réplica del baño de Nisman, construido para analizar el lugar donde lo encontraron muerto.
Lo que llama la atención es que ninguna investigación debería ser llevada a cabo sin que se tenga en cuenta la participación de los peritos de partes. Pero, extrañamente, según pudo saber NOTICIAS, al menos el perito criminalista Luis Olavarría, representante de Diego Lagomarsino (el especialista informático que trabajaba con Nisman y dueño del arma de la que salió el disparo que mató al fiscal), no sólo nunca ingresó a este búnker sino que ni siquiera sabía de su existencia.
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