Roberto Navarro entra furioso a C5N. Es el lunes 18 y lo citaron para una reunión tras dos actos de indisciplina. Sabe que se viene una pelea difícil y está dispuesto a enfrentarla. Le dicen que, por haber faltado sin aviso y por haber tuiteado en contra del gerente de noticias, será suspendido por dos días. No es la primera vez que le pasa.
Le alcanzan los términos de la suspensión pero los rechaza. Ni siquiera los lee. Y se lanza con todo: “Si me mandan una carta documento, el jueves vuelvo al programa y cuento lo que sé sobre Cristóbal López y De Sousa”. Esta vez sí, no hay vuelta atrás. “A este canal lo inventé yo y así me tratan”, sale gritando la última vez que pisa el edificio de la señal de noticias ultra K.
Las idas y venidas entre el periodista y la gerencia de C5N tuvieron decenas de rounds. NOTICIAS anticipó en julio que su salida de la tevé y la radio era inminente y sólo faltaba un desencadenante para que sucediera. A ese motivo Navarro lo llamó “presiones del Gobierno”. Desde adentro del canal desmienten esa versión y juegan fuerte: “Era un cáncer. Por fin lo extirpamos”.
No es la primera vez que el grupo echa a un periodista enemistado con el gobierno de turno. En los años K hicieron lo mismo con Marcelo Longobardi, y también negaron que hubiera presiones. Tras la partida de Navarro, el grupo de Cristobal López comienza su proceso de deskirchnerización.
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Batalla final. El último enojo de la gerencia de noticias con su periodista más exitoso comenzó el jueves 14. Navarro faltó a sus compromisos laborales aduciendo problemas de salud, pero lo vieron en un móvil en vivo con Roberto Funes Ugarte y estallaron. El hombre se había ido a Salta, lugar del que es oriunda su joven novia, Noelia Bonetto.
Pero el exabrupto pasaría a mayores el domingo 17, cuando a Navarro le bocharon un informe sobre la candidata de Cambiemos, Gladys González. El periodista K estalló en Twitter contra el gerente de C5N, Federico Maya. En una catarata de mensajes denunció presiones y censura. Fue el fin.
“Las autoridades del canal me comunicaron mi despido. Sé que lo hicieron bajo la presión del Gobierno”, escribió en su descargo el periodista. Y completó: “Días después de las elecciones, supe por una fuente oficial que el Gobierno le exigió mi salida al propietario del canal”.
Sin embargo, Maya se defiende: “No hubo ninguna presión. Incurría en actos de indisciplina y eso tiene consecuencias”. El gerente de C5N, señalado por Navarro como su verdugo, le explicó a NOTICIAS: “El motivo de su desvinculación es que se nos terminó la paciencia con un maleducado que maltrató siempre a todo el mundo e hizo lo que quiso”.
Cuando la decisión ya estaba tomada, desde el entorno de Cristina Kirchner hablaron con Fabián De Sousa. Pero no hubo acuerdo como en otras oportunidades.
Esta revista quiso hablar con Navarro, pero se negó a contestar. Semanas atrás, en el último cruce de NOTICIAS con el periodista, él había reaccionado mal: “Me están acosando”, le gritó a quien intentaba entrevistarlo.
Mientras el conductor ultra K asegura que el plan de C5N era empujarlo hacia la cornisa para obligarlo a renunciar, en el canal creen que sucedía lo contrario: “Se quería ir. Amenazaba todos los meses con pegar el portazo por cualquier motivo. Después reculaba”.
La primera amenaza llegó a principios del 2017, cuando discutían la fecha de regreso de sus programas. “Si ustedes quieren que me vaya, díganme. Es el momento justo, así descanso”, dijo en uno de los audios a los que accedió NOTICIAS.
En marzo se volvió a agarrar fuerte con la gerencia del canal por el uso de un telepronter, un aparato electrónico que facilita la lectura de texto frente a una cámara. Un día se sorprendió de que Roberto Pettinato tuviese uno y él no. “Una fuente me dijo que ustedes me iban a retirar el apoyo y yo no le creí. Ahora, si le dan un telepronter a Pettinato y a mí no, está claro: agarro mis petates y me voy”, aseguró. El canal le puso el telepronter y Navarro no lo supo usar. “De esas peleas infantiles hubo miles”, aseguran en C5N. El ego del periodista estaba fuera de control.
“Pedía recursos que no usaba para sentirse una estrella”, completan los empleados del canal. Sus altos ratings, que le permitían ganarle a TN en muchas oportunidades, lo dejaron un escalón más arriba que el resto. Para cumplir con sus demandas le pusieron luces robóticas, personal extra, dos imitadores, dos productores traídos de “Showmatch” y un guionista. Pero no los aprovechó.
Peleas de cartel. En C5N, Navarro cosechó más enemigos que amigos. Con el tiempo fue convirtiéndose en una de las estrellas de la señal, lugar que compartía con Víctor Hugo Morales y Gustavo Sylvestre. Con el primero forjó una relación fraternal, a pesar de que a sus espaldas solía criticarlo ante la gerencia por su “falta de cintura” para dar noticias. Con el segundo, en cambio, tenía una profunda rivalidad.
En febrero, tras varios enojos porque Sylvestre entregaba su programa tarde y con bajo rating, Navarro lo cruzó con un editorial, tratándolo de inmoral. Meses más tarde, estuvo a punto de enredarse en una pelea de puños con el productor de Sylvestre en un estacionamiento.
Y la última disputa por el lugar en la marquesina sucedió el 25 de mayo, cuando el tridente de estrellas del canal, junto a la periodista Daniela Ballester, iba a entrevistar a Cristina Kirchner. Horas antes de la entrevista, Navarro amagó con bajarse: “Miren, lo pusieron en el horario del 'Gato' (Sylvestre) y él cree que es su entrevista. Va a hablar solo y nosotros lo vamos a mirar. No quiero hacer eso. Voy a decir que estoy enfermo y listo”, amenazó. Finalmente lo disuadieron.
Con Víctor Hugo, a quien le dio la primera entrevista tras su desvinculación con Indalo, también tuvo sus desencuentros. En agosto de 2016, el día que destituyeron a la presidenta de Brasil Dilma Roussef, Navarro consiguió sacar al aire en la radio a Cristina Kirchner. Para aprovechar su logro periodístico, en el canal del mismo grupo intentaron poner una cámara para pasar en dúplex la entrevista, en el programa de Víctor Hugo. Pero Navarro se negó. “Él no se va a llevar el mérito de algo que conseguí yo”, gritó.
En C5N se le acabó el crédito. “En poco tiempo nos intentó meter dos operaciones que había organizado Hernán Reibel, hombre de confianza de la ex presidenta”, dijo un productor del canal. La primera fue el “anuncio importantísimo” que haría Cristina: querían que el canal se subiera a la ola de una noticia que terminó siendo un bluff: una carta de la ex presidenta pidiendo a la oposición que se uniera tras su candidatura.
La segunda “operación” era el informe sobre Gladys González que desencadenó su ida. “Habíamos probado que era una investigación sin el mínimo sustento”, aseguraron. Él lo interpretó como una censura.
En la radio, el periodista tampoco estaba viviendo un momento idílico. Hace meses que intentaban convencerlo de dejar la segunda mañana (de 9 a 12) para pasar a la tarde, lo que conllevaría un importante descuento en su facturación.
Antes de irse del grupo Indalo, Navarro mandó a medir su imagen. Quienes lo conocen aseguran que pronto podría animarse a arrancar una carrera política. De hecho, el periodista dejó trascender en su círculo que le hubiese encantado que Cristina lo llamara para ser parte de la lista de candidatos en estas elecciones.
Ahora, mientras evalúa qué hacer, piensa que una de las opciones es tomarse un año sabático para escribir dos libros que tiene en mente desde hace un tiempo. Por la parte económica no se hace problema: suele jactarse de que en ese aspecto está más que bien.
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