Adolfo Rodríguez Saá estaba herido. Había perdido las PASO por 20 puntos con el candidato de Cambiemos, Claudio Poggi y no sabía si los dos meses que quedaban para las elecciones generales serían suficientes para revertir el resultado. Pero no se dio por vencido: el 22 de octubre ganó por 12 puntos la elección a Senador por San Luis. En su entorno lo llamaron “una remontada histórica”, en la oposición “una victoria fruto del clientelismo y el apriete”.
Algunos datos llaman la atención: el primero es que 63 mil personas menos votaron en las generales que en las primarias, al contrario de lo que suele suceder. Además, Poggi perdió 35 mil votos en dos meses. Mientras que Rodríguez Saá logró obtener 50 mil electores más entre un sufragio y otro. Esos son los datos fríos de la remontada. Pero en Cambiemos dudan de que haya sido legítima: “es fruto del populismo y de prebendas. Los días previos a la elección, repartían cheques para comprar el voto”, denuncian.
Los cheques a los que se refieren habrían sido entregados por la Municipalidad de Villa Mercedes a los pantanos. Serían de cuatro mil pesos, para canjear por artículos en una casa de materiales de la construcción. Desde el espacio de los Rodríguez Saá lo niegan: “Ganamos 50 mil votos en dos meses. Los de Cambiemos quieren mostrar algo que no es verdad”.
El camino del Adolfo para resurgir de las cenizas de las PASO empezó días después de la derrota: comenzó a hacer un reality show en Facebook, ideado por su esposa. Le prometía a los puntanos que iría a visitarlos de a uno y los convencería para que cambien el voto. Se mostró visitando vecinos y rogándoles que confíen en él. “Fue un trabajo de hormiga”, dicen en su entorno. Y completan: “Además en Cambiemos se confiaron mucho. Pensaron que ya la tenían ganada”.
El mismo análisis hace el gurú del PRO, Jaime Durán Barba para NOTICIAS: “Ganaron las PASO y pensaron que ya habían ganado la elección, se echaron a dormir. Y una campaña no está ganada hasta que se cuente el último voto. Deben haber sido muy negligentes. Si eso estaba en manos de Santiago (Nieto) o mías no hubiese ocurrido jamás”.
Sin embargo, tras la crítica a los suyos, Durán Barba completa: “De todas maneras los Rodríguez Saá son estrafalarios: regalaron televisores e hicieron un trabajo muy intenso, clientelar. Yo he estado ahí, los conozco. Están locos”, dijo entre risas.
Desde el entorno de Poggi aseguran que la campaña se volvió inviable. No creen haberse confiado, sino que aducen que no tuvieron oportunidad de trabajar con normalidad. Aseguran que no podían poner cartelería, porque las tropas de los Rodríguez Saá se las barrían: se dedicaron a trabajar cara a cara con la gente. No les funcionó.
Tras el domingo 22, los Rodríguez Saá siguen con vida. Tanto es así que realizaron una de sus habituales jugadas de ajedrez en la boleta: Adolfo fue el ganador, pero su suplente no es otro que su hermano Alberto, el actual gobernador. ¿Para qué? En el 2019 hay que elegir gobernador nuevamente, entonces Adolfo podría renunciar a la Cámara para bajar al territorio a competir por el mandato provincial y, de esa manera, Alberto asumiría en el Senado para no perder la banca. El clan que gobierna San Luis desde tiempos inmemoriales está confiado de que podrá seguir mucho tiempo más en el poder.
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