La Iglesia y el Gobierno atraviesan el peor momento de una relación que jamás fue perfecta. La despenalización del aborto que Macri impulsó fue la gota que rebalsó el vaso, y, ante la posibilidad cierta de que el Senado termine de aprobar el proyecto, la situación se tensa aún más. En medio de ese conflicto, el que mando una señal fuerte a favor de la institución religiosa fue Horacio Rodríguez Larreta. "Quiero presentarme ante Dios como Jefe de Gobierno, consagrando mi vida, mi gestión y la Ciudad de Buenos Aires al cuidado del Sagrado Corazón de Jesús", dijo el político ayer, en el acto en la catedral porteña por el aniversario del 9 de julio.
Larreta es uno de los pocos hombres dentro del Gobierno que mantiene una buena relación con la Iglesia y, en especial, con el Papa. De hecho, recién a principios de junio perdió el récord de visitas al Vaticano de parte de funcionarios, luego de que Carolina Stanley llegara a su cuarta visita a la Santa Sede, superando por uno al jefe porteño. Larreta no sólo tiene eso, sino que en varias oportunidades manifestó ser "pro vida", lo que trae algo de sosiego al Episcopado local que sigue preocupado ante el avance del proyecto del aborto. Había tenido un momento complejo este año: cuando Enrique Avogadro, ministro de cultura de la Ciudad, comió en un evento una torta con la forma del cuerpo de Jesús, hecho que conmocionó a parte de la comunidad católica y que llevó al arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, a escribirle una carta a Larreta donde criticaba lo sucedido y hasta coqueteaba con la idea de una renuncia del funcionario.
Ayer volvió a mostrarse cerca de la Iglesia, en la celebración de la independencia que compartió junto a Poli -que criticó el proyecto del aborto-, y Gabriela Michetti, otra que viene recuperando su relación con la Iglesia. "Dios de todos, te pido por cada uno de los que viven y pasan a diario por esta Ciudad. Te pido por nuestros niños, nuestros jóvenes, por cada adulto o anciano", dijo Larreta. Macri, en ese momento en Tucumán, también mandó una señal: se abstuvo de asistir al Tedéum en esa provincia.
Discurso completo
“En este 9 de julio, al celebrarse un nuevo aniversario de la Independencia Nacional, quiero presentarme ante Dios como Jefe de Gobierno, consagrando mi vida, mi gestión y la Ciudad de Buenos Aires al cuidado del Sagrado Corazón de Jesús, lo hago bajo la protección del Inmaculado Corazón de la Virgen, su Madre, cuyo nombre lleva esta Ciudad.
Me acompañan en este momento los vecinos que desde su propia oración, expresada en la diversidad religiosa que tanto nos enriquece o con el buen deseo del corazón, quieren lo mismo: construir una sociedad justa, pacífica, basada en el respeto y la solidaridad.
Dios de todos, te pido por cada uno de los que viven y pasan a diario por esta Ciudad. Te pido por nuestros niños, nuestros jóvenes, por cada adulto o anciano; por nuestros enfermos; por los que están solos; por los que padecen sufrimientos materiales y han perdido la esperanza. Señor, que sepamos hacer por ellos todo lo que está a nuestro alcance. No olvidándonos mirar sus rostros cada día y ver en ellos la razón de nuestro trabajo.
Hoy, en el día de la Patria, nuevamente te decimos: (Todos Juntos)
Señor haz de nosotros instrumentos de tu paz.
Donde hay odio, pongamos amor,
Donde hay ofensa, pongamos perdón,
Donde hay discordia, unión,
Donde hay duda, pongamos fe,
Donde hay desesperación, pongamos esperanza,
Donde hay tienieblas, pongamos luz.
Maestro, que no busquemos tanto
Ser consolados como consolar,
Ser comprendidos, como comprender,
Ser amados, como amar.
Porque dando, se recibe,
Olvidándose de sí, es que uno se encuentra.
Perdonando se alcanza el perdón,
Muriendo, se resucita a la vida eterna.
Amen”.
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