Hay desaliento, enfermedad cultural. ¿Por qué la gente votó a este gobierno? Para terminar con una pesadilla de 12 años que estuvieron, mediante el populismo, alejados de todo ideal de afianzamiento republicano, seguridad colectiva y desarrollo de país en el marco de la vida constitucional. Hay que agregar la expectativa de recuperación económica.
Cuando el Gobierno asume el poder, confunde la profundidad de la enfermedad socioeconómica con una convalecencia corta. Debía haberse situado de un modo realista ante una sociedad que demandaba soluciones, pero no cortoplacismo. Si se hubiera diferenciado la necesidad de sostener la ayuda a los más necesitados con exigencias estrictas a los de más recursos, el Gobierno habría encontrado un apoyo mayor que el actual.
Hay decepción en sectores de clase media por la imposibilidad de llevar adelante un milagro fruto de un discurso demagógico que intentó encubrir la responsabilidad que tenía para resolver estos problemas. En nuestro país la ilusión de salir de las crisis rápido suele ser una propensión marcada en la historia. Desconocemos la idea del sacrificio programático, no el sacrificio pedido como consecuencia de la pobreza, los desaciertos o la demagogia.
Tampoco hay transición del populismo a la estructura republicano-democrática si no se constituye una oposición que comparta ese ideal. Si la lucha es simplemente por el poder, la ley estará siempre sujeta a las ambiciones de poder. Nunca estará supeditado el poder a la ley, que es indispensable para que los proyectos de largo plazo puedan prosperar en un país enfermo de coyunturalismo.
por Santiago Kovadloff
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