En diciembre del 2014 un joyero reveló en la Revista NOTICIAS que Cristina Fernández de Kirchner había gastado hasta un millón de dólares al año en joyas. Ese dato provocó que se iniciara una causa en Comodoro Py que recayó sobre el juez federal Sergio Torres.
Nunca tuvo un avance sustancial. De hecho el principal testigo, Sergio Hovaghimian, nunca fue citado a declarar, según revela su abogado Martín Pagano.
Pero casi cuatro años después, el expediente se movió. Porque el juez Torres se lo envió a Julián Ercolini, quien investiga a la ex presidenta por “asociación ilícita”. “Las joyas son ideales para utilizarlas en una estructura de lavado sin dejar huellas, por eso en Estados Unidos miran a lo joyeros con mucha desconfianza”, asegura el asesor jurídico de Hovaghimian, quien en febrero del 2015, poco después de su revelación a esta revista, decidió irse del país tras recibir amenazas.
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Mientras en la Justicia no se avanzaba con el caso, la diputada Graciela Ocaña y su equipo catalogó más de 200 fotos de la ex presidenta donde se la veía utilizando distintas joyas en reiteradas oportunidades. Luego de su investigación, Cristina hizo un cambio rotundo: dejó de usar esos accesorios de lujo.
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