La negativa de los clubes a realizar la Superfinal de la Copa Libertadores con visitantes le había facilitado la tarea a los organismos de seguridad. Pero ni así el clásico entre River y Boca pudo realizarse en paz. El micro que transportaba al plantel Xeneize enfiló derecho adonde aguardaban algunos hinchas del Millonario. Hubo piedras, heridos y suspensión.
En el Gobierno de la Ciudad levantaron rápidamente la mano para hacerse cargo de la situación y de esa manera el alcalde local, Horacio Rodríguez Larreta, exculpó al presidente Mauricio Macri. Pero quien asumió los costos fue el ahora ex ministro de Justicia y Seguridad porteño, Martín Ocampo.
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Al ex funcionario de Ciudad no le alcanzó esta vez ni la íntima relación con el presidente de Boca, Daniel Angelici, para zafar de la situación. Ocampo es padrino del hijo del operador judicial del macrismo y fue abogado en las empresas del “Tano”.
Fue Angelici el principal impulsor de su carrera adentro del PRO. Primero como legislador, luego Fiscal General de la Ciudad y en diciembre del 2015 designado al frente de la cartera de Justicia y Seguridad.
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Amén de su relación con Angelici, amigo influyente del Presidente, Ocampo había cosechado enemistades de peso. La mayor: con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. La última pelea, según Infobae, fue el lunes por la noche. El funcionario de Ciudad llamó furioso por teléfono a su par de Nación para recriminarle que no lo habían invitado a la conferencia de prensa para dar detalles sobre el G20. Le hicieron un lugar a regañadientes. Fue sólo el último cruce de una serie interminable.
El paupérrimo operativo del sábado, que no pudo garantizar la seguridad de un micro, fue el detonante de su huída. Al mediodía del martes el rumor de que se iba era ensordecedor. Nadie, ni el mismísimo Angelici, pudieron intermediar para que se quedara.
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