Emmanuel Macron fue uno de los primeros presidentes en arribar al país para la cumbre del G20. Llegó el miércoles a la noche a Buenos Aires y aprovechó el día de hoy para recorrer algunos puntos claves de la capital argentina.
Entre los destinos elegidos, sorprendieron dos: la icónica librería Ateneo Grand Splendid y la Fundación Borges, ambas ubicadas en el barrio de Recoleta. Según relatan algunas crónicas, la gente en la entrada de los edificios lo aplaudió como a un a suerte de celebrity.
Durante el encuentro con María Kodama, la mujer del célebre escritor argentino, le prestó especial atención a los libros de la biblioteca de la fundación. ¿A qué se debe la fascinación del presidente francés por el autor de El Aleph?
Hay que remontarse al año 1963, cuando Jorge Luis Borges ya contaba con cierta trascendencia mundial, pero aún no se había convertido en el icono de la literatura que es actualmente. En ese año, Borges y París vivieron un amor más que profundo. Con motivo de un homenaje a Shakespeare, organizado por la UNESCO, el escritor argentino fue uno de los invitados de honor a la capital francesa. Allí, Borges logró deslumbrar al auditorio, colmado de importantes referentes del ámbito cultural. Lo que también cautivó fue su excelente idioma francés, algo a lo que los locales le prestan especial atención: había sido el idioma de la infancia del escritor cuando estudió en Ginebra, Suiza.
Aprovechando su estadía, a los pocos días después, brindó una nueva conferencia, esta vez con la literatura fantástica como tema principal (género del que Borges es considerado uno de los máximos referentes. Incluso, se lo considera pionero del "neofantástico"). Tras su exposición, provocó que Jean-Paul Sartre, Roland Barthes, Roger Caillois y Michael Foucault, entre muchas otras figuras intelectuales, comenzaran a hacer referencia a “lo borgiano” como categoría.
Para muchos, ese momento fue bisagra para que Borges dejara de ser un escritor de culto para convertirse en la máxima figura del habla hispana de la segunda mitad del siglo XX. Tal como destaca el portal guiadedios, desde ese día el autor argentino fue un visitante asiduo de la capital francesa, llegando a recibir la Legión de Honor en 1983 de manos de François Mitterand.
35 años después, otro mandatario francés demuestra que la huella que dejara Borges en la cultura francesa sigue más que vigente.
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