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SOCIEDAD | 30-12-2018 16:30

Pinamar: el triste presente del mítico boliche "Ku"

La discoteca de Víctor Stinfale está cerrada desde el 2016, pero esta temporada otra empresa alquiló una parte del edificio. Acopio de latas de energizante.

Las olas, el viento, la arena y el Ku. Hasta el 2016, el boliche era un pedazo de Pinamar tan importante como el resto del paisaje que hizo tan famosa a la ciudad costera. Sin embargo, los problemas judiciales del abogado Víctor Stinfale, dueño de la discoteca y uno de los apuntados por la tragedia en la Time Warp, lo obligaron a desatender el Ku, que desde hace dos años está abandonado. Pero esta temporada esa realidad cambió: una empresa de origen holandés alquiló una parte del edificio.

"Escape Room" es el emprendimiento que rentó la mitad del boliche. En el lugar donde bailaron miles de personas, ahora hay tres salas de un juego de estrategia que consiste en encerrarse en una de esas piezas y lograr escapar antes de los 60 minutos.

El precio está a tono con el costo de la temporada, entre $350 y $400 por persona. Lo que hicieron con el frente es llamativo: el costado izquierdo del ex Ku está pintado con imágenes de la empresa -que cuenta con dos locales en Buenos Aires-, mientras que del otro lado lo que fuera el boliche acumula polvo y grietas.

No es lo único que llama la atención: si los futuros usuarios del juego se equivocan de puerta podrían llegar hasta el centro del boliche, donde en este momento descansan miles y miles de latas de Speed, la bebida energizante que también es propiedad Stinfale.

La presencia de tantos productos plantea la duda: ¿el hombre que estuvo detenido por la tragedia de la Time Warp planea abandonar el Ku sin más o está esperando el momento adecuado para volver a ponerlo en funcionamiento?

También hay otro misterio sobre el arreglo económico al que llegaron los dueños de Escape Room con Stinfale y los suyos. Ninguna de las dos partes quiso revelar la letra chica del acuerdo, pero si aceptaron que lo que hicieron, al menos por ahora, es alquilar la parte que están usando. El monto que pagaron es un misterio.

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2017. El año pasado, hombres que responden a Stinfale se reunieron con funcionarios de la Municipalidad de Pinamar. A pesar de las cortesías y los buenos tratos, su intención era concreta y tenía fines de lucro: reabrir el boliche Ku pero en una nueva versión para menores. Hacerlo una matiné para seguir percibiendo ganancias y evitar los riesgos que suele tener la gigantesca disco.

En la Intendencia se negaron, entre otras razones por el miedo a que el alcohol llegue a los más chicos. A pesar de varias reuniones, el acuerdo no llegó y la disco que fue referencia de la noche pinamarense sigue cerrada.

El 2016 fue el último año que estuvo abierto el emblemático boliche, que ya venía en caída libre desde hace tres años. De hecho, la temporada anterior al cierre, la discoteca había abierto sólo 12 noches y aun así los números habían quedado en rojo.

Para el 2017 no hubo dudas: entre que las cifras no cerraban –según la versión oficial-, y, sobre todo, la complicada situación judicial de su dueño, Stinfale tomó la decisión de bajar las persianas. Como las fichas del dominó que caen, esa determinación impactó en la vida de todo Pinamar: los hoteleros juran que en la primera quincena del 2017 la ocupación osciló entre el 30% y el 40%, aunque se creó un auge de las fiestas “after beach”, eventos que se hacen en los propios balnearios cuando el sol empieza a caer, que aún se mantiene.

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“Menos mal que no abrimos Ku, fue una buena decisión”, afirmó Gustavo “Palmer” Mustoni, reconocido empresario de la noche pinamaerense y antiguo encargado de armar la logística del boliche de Stinfale, ante NOTICIAS, el año pasado. “Hoy la gente sale cada vez menos acá en la costa. A los únicos lugares que les está yendo bien son algunos boliches, como Súper XV, y a Boutique”, dice Mustoni.

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