La gente, cuando quiere salir de su país, quiere vivir mejor. La idea de irse del país está mucho más ligada a la aspiración de desarrollo que a la idea de crisis y desaliento. En el caso de las personas más jóvenes, también está fuertemente vinculada a la experimentación de otras realidades. A un aspecto formativo de sus vidas. Con la revolución de las comunicaciones, el mundo pareciera ser un lugar más pequeño y accesible.
Es cierto que en algunos casos la gente se va de su país porque las condiciones de vida les resultan adversas y asfixiantes. No es el caso de la Argentina de estos momentos. No lo es tampoco en la Provincia de Buenos Aires, cuyo conourbano podría ser visto como un lugar de enorme desesperanza en su relación con el país. Por el contrario, son muchos más los que apuestan al país. En la otra orilla está la migración de miles de venezolanos que han salido de su país para encontrar soluciones a sus problemas más agobiantes.
En algunos casos hemos entrevistado en nuestros estudios a gente que ha llegado a la Argentina proveniente de ese país por aspectos tan básicos como la falta de medicinas para enfermedades latentes. En este tipo de circunstancias dramáticas es más tentador aventurarse a lo desconocido sin importar dejar bienes y comodidades detrás.
De regreso al caso argentino, la mayor parte de personas no quieren salir de su país. Seis de cada diez personas así lo manifiestan. También en el conourbano bonaerense. Prefieren quedarse en la Argentina. Los difíciles momentos del año pasado no han significado un desaliento de dimensiones similares a otros episodios recientes de nuestra historia. Hay un tercio a nivel nacional y un 37% en la Provincia de Buenos Aires que nos dijeron en el estudio que les gustaría irse a vivir a otro lado. Son particularmente los jóvenes los que más ganas tienen de irse.
Es parte de un fenómeno más global que argentino. El comportamiento de los distintos grupos de edad y de nivel educativo nos muestra que mientras más joven y mayor nivel educativo, más ganas tienen de irse. Pareciera que sus motivaciones podrían estar más en la búsqueda de oportunidades, desarrollo, experiencias y formación que en la tragedia o la desesperanza.
Cuando les preguntamos adónde se irían si pudieran hacerlo, la mayor parte nos hace referencia a España y otros países europeos. Cuatro de cada diez tanto en el país como en la Provincia de Buenos Aires menciona esos destinos. Le siguen otros países de Latinoamérica, entre los que destacan Brasil y Uruguay (13%). Seguidos de Norteamérica y Estados Unidos en tercer lugar (13% nacional y 6% en Provincia). Al revisar todas las respuestas es interesante observar que algunos nos dicen que quieren vivir en cualquier lugar en donde las cosas funcionen de manera normal y haya estabilidad. De fondo no están buscando otro país, sino un país mejor en sus propias fronteras.
Otro elemento interesante es que un tercio de la población dice que no se iría de su país. No cambiarían a la Argentina. Claramente, nadie mencionó destinos como Cuba o Venezuela que se han convertido en el paradigma de países de los cuales la gente huye. Es probablemente una forma de mostrarnos la sociedad que los argentinos aspiramos para vivir.
por R. N.
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