El debate por el aborto en 2018 abrió una grieta que alcanzó lo menos pensado:la ley de Educación Sexual Integral (ESI). La medida, que data de 2006, supone la obligatoriedad de que las escuelas primarias y secundarias de todo el país, de gestión privada y estatal, impartan un programa integral de educación sexual para sus alumnos.
El año pasado surgió un proyecto para reformarla: declararla de orden público, (lo que les quita a las provincias la arbitrariedad de aplicarla), anular la posibilidad de que las escuelas la adapten a sus idearios y promover la inclusión de temas vinculados al matrimonio igualitario y a la identidad de género.
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Ante esta iniciativa, los grupos religiosos y Provida realizaron numerosas marchas frente al Congreso bajo el lema “Con mis hijos no te metas”, contra lo que ellos consideran un avance de la “ideología de género”.
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El proyecto de reforma, que logró dictamen positivo en las comisiones de Educación y de Mujer, podría debatirse este año en la Cámara de Diputados.
por Giselle Leclercq y Daniela Bianco
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