La recesión queda palpable por la cantidad de empresas que han pedido al Gobierno un procedimiento preventivo de crisis, por el que pueden despedir en forma masiva pagando la mitad de la indemnización “por causa de fuerza mayor o por falta o disminución de trabajo no imputable al empleador”, según la ley.
En el proceso pueden negociarse una flexibilización laboral para evitar cesantías. Este 20 de febrero lo hizo Coca-Cola Femsa, la embotelladora mexicana de la multinacional norteamericana. Este año también siguieron ese camino Editorial Atlántida, la aerolínea Avianca, la fabricante de neumáticos Fate, la de maquinaria agrícola Pauny y la de estufas y termotanques Eskabe.
También están las empresas que entran en convocatoria de acreedores. Entre fines de 2018 y principios de 2019 es el caso del restaurante Rodizio, la empresa de colectivos Ersa Urbano, la marca de ropa AY Not Dead, las heladerías Persicco, Flecha Bus, la fabricante de alfajores Grandote y la desarrolladora inmobiliaria Ribera, de Carlos de Narváez.
Además están las compañías que cierran establecimientos. En 2019, la tienda por departamentos Falabella y la cadena de hamburgueserías Burger King cerraron locales, Hitachi hizo lo propio con sus oficinas locales, mientras que la aceitera Cofco, la fabricante de neumáticos para bicicletas Imperial Cord y la de las marcas de jeans Wrangler y Lee bajaron las persianas de plantas. También la fabricante de zapatillas Dass recurrió a despidos masivos.
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