La agenda de Sergio Massa estaba armada para copar el fin de semana. El sábado 18 de mayo se levantó temprano, preparó el mate amargo y repasó los puntos de la segunda carta que le escribió a Mauricio Macri para dialogar. Más tarde, la tendría que explicar por radio y varios canales de TV. Y al día siguiente, su nombre empapelaría la Ciudad de Buenos Aires. Pero el anuncio de la fórmula Fernández-Fernández le nubló el día y el celular empezó a sonar.
Intendentes y gobernadores impactados por el gesto de renunciamiento de Cristina aparecieron en WhatsApp. Y entre ellos, Alberto Fernández, su jefe de campaña en 2015, “bendecido” por la ex presidenta. No fue la única charla, el miércoles 22, cuando Massa posaba para la foto de Alternativa Federal sin Roberto Lavagna, Alberto volvió a escribirle para convencerlo de arreglar.
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“A Massa no le sorprendió el anuncio de Alberto, algo intuía”, dice a NOTICIAS un hombre de su entorno. “Ese sábado quedaron con Alberto en juntarse a charlar. Después, se puso a seguir de cerca la reacción de los gobernadores, que salieron a saludar la fórmula por Twitter”, reconstruye otro conocedor de su intimidad. A la noche, el tigrense insistió con su carta en televisión y avisó que es “más candidato que nunca”. Usó un tono suavizado, pero no pudo ocultar el traqueteo del día en la cara.
Empoderado. El lunes, Massa se levantó renovado. Se preparó para las reuniones con sus socios de Alternativa Federal de los días siguientes y ordenó acelerar el envío de telegramas para convocar al Congreso del Frente Renovador, el 30 de mayo. “La postura de los congresales es mayoritaria a favor de formar un gran frente peronista”, adelanta un dirigente bonaerense que participará del encuentro.
Entre los más de 600 congresales de todo el país, los massistas a favor de acordar con CFK cuentan a “los diez intendentes bonaerenses propios, el bloque de legisladores provinciales, algunos nacionales (Cecilia Moreau, Raúl Pérez, Marcela Paso, Carlos Selva) y la mayoría de los concejales”. De esa reunión en Parque Norte, los más pragmáticos esperan llevarse una definición. Los promotores de la rosca hasta último momento, estiran la fecha hasta el 12 de junio, cuando cierra el plazo para inscribir las alianzas electorales.
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“Ahora Massa se siente la figurita difícil”, dicen en su equipo y siguen: “Tiene mucha centralidad y no quiere cometer los errores de 2015”. Se refieren a la “avenida del medio”, la posición “antigrieta” que ahora tomó Lavagna y con la que él ya fracasó en 2015. Junto a Alberto. Massa sabe que si el espacio que integra con Juan Schiaretti, Miguel Ángel Pichetto y Juan Manuel Urtubey ya no tiene el apoyo de los gobernadores, será funcional a Mauricio Macri. Pero antes de resignar su fuerte deseo de ser candidato a presidente (o al menos intentarlo en una PASO), batallará hasta el final.
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