Hoy la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) decidió bajar la tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos; algo que el presidente Donald Trump venía reclamando. Según sus tweets una relajación de la política monetaria es necesaria para abaratar el dólar y así apoyarlo en su confrontación con China.
Sin embargo, los datos macroeconómicos no parecen justificar la decisión de la FED. En efecto, la economía americana está creciendo desde mediados de 2009, la tasa de desempleo está en mínimos históricos (3.7%) y los salarios reales están aumentando moderadamente (1.6% anual), sin generar inflación. A pesar de esto, las familias estadounidenses se sienten vulnerables. Si bien la pobreza está disminuyendo, según el FMI la desigualdad está aumentando, hay menos movilidad social y la esperanza de vida promedio continúa con una tendencia descendente.
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Por ello, muchos analistas económicos consideran que la Fed actuó “preventivamente”. En efecto, a nivel global se está enfriando la economía. Las tensiones comerciales y el reemplazo de las reglas multilaterales de comercio por un sistema de “comercio administrado”, generan mucha incertidumbre. Las grandes empresas de hardware están ajustando sus cadenas de suministro.
Los minoristas están cambiando su abastecimiento para que los productos vendidos en Estados Unidos no se fabriquen en China y los bancos están reduciendo su exposición a contrapartes que podrían enfrentar sanciones estadounidenses. Por ello el FMI consideró que la baja de tasas de la Fed responde a los riesgos de la economía internacional.
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Para países fuertemente endeudados, como el nuestro, la movida de la FED es sin duda una buena noticia. Como el 80% de nuestra deuda pública es en dólares (270.000 millones) una baja en la tasa de interés en dólares abarata el costo de refinanciarla. La noticia es por tanto bienvenida. Pero cuidado, financiarnos con deuda no es sustentable.
La financiación genuina vendrá con un aumento significativo de nuestras exportaciones. El contexto de tensiones comerciales y unilateralismo que justifica la movida de la FED, hace que este desafío sea mayúsculo para cualquiera que gane las elecciones.
*El autor es senior fellow del Center for International Governance Innovation, de Canadá, y consultor externo de McKinsey y de la Oficina de Evaluación Independiente del FMI.
por Héctor R. Torres
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