En paralelo a su larga marcha del “Sí, se puede”, Mauricio Macri reactiva en estas horas otra campaña de seducción electoralista, que si tuviera nombre debería ser la “Marcha del NO”, por su agresivo tono de polarización ideológica: marketing facho, digamos.
Los enemigos imaginarios de ese relato oficial, que cava una vez más en la grieta, son los intelectuales garantistas y abolicionistas judiciales, junto a los apologistas de la lucha armada de los `70, que periódicamente salen a apoyar al candidato kirchnerista. La audiencia a la que apunta el macrismo es la que en las PASO desvió votos muy preciados hacia candidatos como Espert y Gómez Centurión, entre los que presuntamente se encuentra esa porción del electorado que se conoce como “la familia militar”.
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Pensando en esa tipología de votante, Macri preside hoy un acto en el Regimiento de Patricios, en homenaje a soldados caídos durante un famoso ataque Montonero en Formosa, en octubre de 1975. Es la primera vez que un Presidente encabeza esta ceremonia reivindicatoria, que incluye la intención de homenajear a todos los uniformados caídos por acciones guerrilleras. Hacerlo en la víspera de una contienda electoral contra el kirchnerismo no parece un gesto casual.
Tampoco es tan espontánea la batería de propuestas de disciplinamiento social que lanzan incansablemente Miguel Ángel Pichetto y Patricia Bullrich, dos militantes clave del marketing facho con que el Gobierno trata de “darla vuelta”. Si bien la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad callejera son convicciones sinceras de ambas figuras macristas, el gesto marketinero se delata por el efectismo mediático de cada opinión provocadora y en el parecido con la metralla populista de “alivios” económicos que Macri dispara día tras día para cazar votos voladores.
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Tanto la oferta económica como la de seguridad del Gobierno peca del mismo carácter improvisado, más allá de su contenido, que puede resultar opinable. Semejantes medidas suponen una batalla cultural planificada que, para que generen más beneficios que daños a la sociedad, solo funcionan si se implementan y debaten con tiempo: pero eso es justamente lo que el macrismo ya no tiene.
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*Editor ejecutivo de NOTICIAS.
por Silvio Santamarina*
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