La campaña del #Sísepuede no está hecha ni pensada para que Mauricio Macri lo dé vuelta. No intenta ganar, ni llegar al ballottage, sino que se conforma algo más modesto: sobrevivir, seguir siendo, resistir. El Presidente no se engaña, sabe muy bien que la elección es irremontable y que algunas encuestas lo dan hasta 20 puntos abajo de los K. Pero sigue diciendo #Sísepuede. Para resistir, para fidelizar a esos votantes con su figura, para galvanizarlos, para no regalarle esos votos a alguien más.
El #Sísepuede está pensado para el día después de las elecciones, cuando esos 32 o 35 puntos que puede sacar Macri deban definir a quién apoyan de ahí en adelante. El Presidente ya levantó la mano: el jefe de la oposición quiere ser él, y no ninguno de sus socios políticos. Ni Vidal, ni Lilita, ni Larreta. Ni alguna aparición de ultimo momento, como Lavagna. No: el dueño de los votos opositores quiere ser él.
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La campaña del #Sísepuede es un mensaje interno al resto de Cambiemos. Es decirles: yo no me fui, sigo acá. Como hizo Cristina Kirchner en el 2015, cuando se fue con una Plaza de Mayo llena.
Si Macri quiere seguir en política, si no quiere desaparecer como De la Rúa después del 2001, tiene que resistir. Tiene que seguir diciendo: sí se puede. Hasta el último día, aunque no se pueda. O aunque solo se pueda a medias.
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Sí se puede, dice él. Pero no está hablando de ganar. Está hablando de sobrevivir.
* Editor de Política de NOTICIAS.
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