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EN LA MIRA DE NOTICIAS | 15-10-2019 11:12

Cómo interpretar la "defensa" de Cristina a Macri

En la última presentación de su libro, CFK se despegó de los que ahora patean al Presidente “como un muñeco en el piso”.

Hay un primer nivel de lectura de la defensa que hizo Cristina Fernández este fin de semana cuando habló de Mauricio Macri. En su acto en El Calafate, la candidata a vicepresidenta explicó que la crisis económica no era producto de la “impericia” personal del Presidente, sino “un problema de políticas”. En ese nivel, Cristina quiso subrayar su rol de antídoto contra el neoliberalismo, más que de enemiga circunstancial de Macri.

Pero la operación discursiva de CFK fue más elaborada. Rápida y pícara como Maradona para acuñar latiguillos virales, Cristina rebautizó irónicamente a Macri como “chispita”, volviendo a usar el tan criollo sonido “che”, que ya popularizó cuando habló de las marcas “Cuchuflito”: después de todo, ella se siente una Kirchner, donde la “che” suena tan fuerte como la emblemática letra K. Aunque llamar “chispita” al Presidente en apuros es una treta sutil para Delarruizarlo, la jefa del kirchnerismo se atajó aclarando enseguida que lo decía “con cariño”.

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Y en esa explicación, Cristina le dio la última rosca a su operación lingüística para reubicar a Macri en el futuro nacional. Cito textual: “lo digo con cariño, no estoy insultando ni faltando el respeto. Para mí sería muy fácil pegar hacia muchas de las políticas del Gobierno. Es fácil pegarle al muñeco cuando está en el piso. Pero es la realidad, no es de lo más chispita para gobernar, es la verdad”. Para que quede claro: a Cristina no le gusta pegarle al muñeco cuando está en el piso. La imagen es tan dura como eficaz.

Al tiempo que degrada la autoridad presidencial, Cristina levanta un dedo acusador –en línea con Lilita Carrió- hacia los macristas que abandonan el barco, tanto funcionarios como militantes mediáticos y empresarios. Pero también esta paradójica “defensa” de Macri es una maniobra inteligente de hacer lo opuesto de lo que hizo Mauricio con la figura de Cristina en 2015. Antes de asumir, Macri se trenzó con la presidenta saliente por caprichos mutuos, y mantuvo vivo el fantasma de Cristina durante todo su mandato, polarizando con ella. Supuestamente, esa era una genialidad macrista para bloquear la unidad del peronismo, pero finalmente se vio que el tiro salió por la culata.

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Ella está jubilando para siempre a Macri, tendiendo un manto de piedad para que la sociedad lo olvide, como un muñeco más de la pantomima neoliberal. No lo quiere como el molesto y oportuno líder opositor con quien polarizar durante el próximo mandato K. Cuando se dice hoy que Cristina aprendió del pasado para reinventarse, no lo hizo tanto sacando lecciones de los errores de la “década ganada”. Más bien, aprendió de los errores de Macri.

*Editor ejecutivo de NOTICIAS.

por Silvio Santamarina*

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