★★ 1/2 Irónicamente, nueva entrega de comedia geriátrica femenina. No, por favor: que nadie crea que estamos en contra o que nos molesta o algo así. Tampoco hay menosprecio a las chicas (competentes Keaton, Fonda, Bergen y Steenburgen, que hacen esto de taco y sin despeinarse), aquí en viaje de diversión por Europa, con los consabidos chistes de diferencias culturales, la aparición de uno o varios galanes maduros (también gente competentísima como Johnson o -de pie- Giannini), más secretos y momentos tristes que, al final, se resuelven de manera amable. Pero esta clase de películas tiene problemas. Uno es el de recorrer las performances de esta gente como si fueran piezas de museo a las que nos acercamos con una sonrisa y una reverencia. Pero es el menos importante. El más complejo es el “aquí no ha pasado nada”, ni siquiera el tiempo. Más allá de alguna ironía respecto de la vejez, que es inevitable, la intención es que las cosas permanecen inalteradas. Y sí, en el cine, Humphrey Bogart todavía está vivo y es joven. Pero cuando la película gira alrededor del tema en sí, las cosas son un poco diferentes. La capacidad de los intérpretes evita que sintamos vergüenza (ajena) por la precariedad del guión, y se comportan todos con amabilidad.
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