**** Vale esta película como un estreno dado que jamás se vio aquí ni se editó en video Wenders estaba entonces en el mejor momento de su carrera, ese donde haría “Alicia en las ciudades”, “En el transcurso del tiempo”, “El estado de las cosas” y que coronaría con la Palma de Oro por la sublime (aún lo es) “París, Texas”. En el Festival de Cannes de 1982, el tipo dejó en la habitación de un hotel una cámara y un grabador, y pidió a colegas de todas partes del mundo que fueran allí y respondieran, ante cámara, una simple pregunta: “¿Cuál es el futuro del cine?”. Lo brillante de esta película es que el futuro del que hablaban llegó hace rato, y entonces el efecto es totalmente distinto del afán especulativo cuando su estreno. Ahí van la lucidez satírica de Herzog, los epigramas godardianos, el materialismo de Spielberg. Pero también la idea de que el cine era entonces un universo variado, múltiple, siempre desconocido. Que los directores, incluso atados a la industria, podían ensayar una respuesta propia, sea sobre el futuro o sobre el propio presente. Finalmente, tal porvenir fue la estandarización universal del gusto, apoyada en la ignorancia casi universal. Recomendable.
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