Saturday 27 de April, 2024

CLáSICA | 30-08-2023 06:00

Una gran versión musical

Il Trovatore, de Giuseppe Verdi. Con Anna Netrebko, Yusif Eyvazof, Fabián Veloz, Olesya Petrova y elenco. Dirección musical: Giacomo Sagripanti. Puesta en espacio: Marina Mora. Concepto escénico: Gabriel Caputo. Teatro Colón.

(CUATRO ESTRELLAS)

Estrenada en 1853, “Il Trovatore” es una de las óperas más célebres de Giuseppe Verdi. Curiosamente, esta obra con argumento intrincado y música admirable, estuvo ausente del escenario del Teatro Colón por más de dos décadas.

El regreso de este título en la temporada actual del coliseo porteño se produjo en una versión semi-montada, sin escenografía ni vestuario. Se trata de una decisión difícil de admitir en un teatro de producción propia como el Colón, capaz de fabricar la totalidad de los elementos necesarios para llevar a escena un espectáculo, aunque resulta
también comprensible si se implementa como estrategia de ahorro de costos en tiempos de crisis. Además, se eligió hacerlo con un título que contó con un elenco capaz de hacer olvidar al espectador, por momentos, la ausencia de una puesta en escena.

En un escenario casi completamente despojado, con unos anillos de diferentes tamaños que subían y bajaban, la iluminación fue el factor crucial para generar climas. Pero quienes sostuvieron la totalidad del devenir de la trama fueron los cantantes solistas, con movimientos fluidos, interacciones y gestualidades que permitieron un desarrollo dramático convincente.

La presencia de Anna Netrebko en el papel de Leonora fue, por supuesto, el máximo atractivo de esta ópera semi-montada. Dueña de una voz suntuosa y cálida, que domina con flexibilidad y naturalidad deslumbrantes, la estupenda soprano rusa brindó una actuación antológica. Su gran escena del cuarto acto fue tan conmovedora como memorable.

En el rol del trovador Manrico, el tenor Yusif Eyvazof desplegó su canto impetuoso y no defraudó en la célebre cabaletta “Di quella pira”. El barítono Fabián Veloz, con su timbre aterciopelado y fraseo elegante, compuso un Conde de Luna de
refinada maldad, mientras que la mezzo Olesya Petrova, como la gitana Azucena, aportó el dramatismo y la intensidad que el papel requiere, con sólidos recursos vocales.

Giacomo Sagripanti, a cargo de la dirección musical, dominó con solvencia el equilibrio entre voces y orquesta, con precisión en los tempi y matices apropiados. Mención aparte merece el Coro Estable, ubicado en gradas, que descolló en todas sus intervenciones.

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Margarita Zelarayan

Margarita Zelarayan

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