¿Se hereda la vocación o el simple hecho de atravesar la infancia inmersos en el mundo de nuestros padres, vuelve inevitable continuar su camino? Tres jóvenes emprendedoras, formadas desde su nacimiento en el mundo de la moda; hoy dan sus primeros pasos en ese universo, con proyectos que tienen a la indumentaria como protagonista. Se trata de Fiona Bonomi (21), Lola Terra (22) y Marina Fernández (28).
Fiona, hija de Cynthia Kern y Federico Bonomi, creadores de Kosiuko; se animó a diseñar una cápsula para la firma familiar a los 17 años, luego de que su madre le propusiera hacerse fotos para estampar remeras. Al principio le pareció medio incómodo, pero con los días se dio cuenta de que “si le ponía onda y dejaba de lado la vergüenza, podía hacer algo lindo. Lo que más me gustó fue editar las fotos. Elegir cuáles iban bien juntas y agregar alguna frase que expresara con simpatía el sentido de la imagen. Fue muy placentero y creo que hablo por todo el equipo cuando digo que estoy muy contenta con el resultado final”.
Lola Terra, hija de Analía Maiorana, ex modelo y diseñadora de trajes de baño; desarrollaba su plan en silencio, mientras estudiaba Relaciones Públicas e Institucionales en la UCES (Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales). Fue en plena pandemia que se decidió a llevar su idea a la realidad y empezó a diseñar remeras con mensajes inspirados en pensamientos positivos. Una de las características distintivas de su proyecto estaba centrada en los talles. “Odio los estereotipos, por eso cambié el uso de los talles small, medium y large tradicionales, por amor, energía, libertad y pasión”.
Marina Fernández, hija del diseñador Benito Fernández, cuenta que hasta bien entrada la adolescencia pensaba estudiar medicina forense, entusiasmada por las series policiales, pero que cuando llegó el momento de decidirse, se dio cuenta de que su camino tenía más que ver con el arte. Entonces, eligió la carrera de Diseño. Al poco tiempo se animó a crear moda para niños bajo la atenta mirada de su padre. Ya va por la tercera colección, con resultados tan alentadores que está a punto de independizarse y crear su propia etiqueta. “Empecé haciendo estampas para la marca de mi papá. Fue él quien me dijo que los dibujos eran muy infantiles para el público al que iban dirigidos. Entonces, pensé: ¿quiero cambiar mi forma de dibujar o diseñar para chicos? La respuesta fue inmediata”.
Una educación estética
Vinculadas al mundo de la moda desde muy chicas, conocen el proceso que va desde las ideas hasta la realización. “Una emprendedora tiene que estar en todas las etapas de su proyecto”, afirma Lola, señalando también la importancia de la campaña publicitaria, que tiene que captar la esencia de la marca. En su caso, la define como “moda para todos”. “Soy muy exigente y perfeccionista, estoy en cada detalle. Así nació el nombre de mi marca: DE-TALLE. Un detalle hace la diferencia, te completa, te define”. Son cosas que fue aprendiendo desde chica, cuando su mamá comenzó a diseñar trajes de baño. “Iba al local y me quedaba horas mirando todo, jugaba con las telas y vestía a mis muñecas”.
Algo parecido le sucedió a Marina. “Mientras esperaba a que mi papá terminara de trabajar, jugaba a diseñar con retazos de tela, alfileres y un maniquí”. Hoy se involucra en todo el proceso, que incluye hablar con los talleres, las pruebas de moldería y vigilar los tiempos de entrega. Y como bien aprendió en su familia, sabe que el mundo del diseño es muy amplio y productivo. “De hecho, hacemos carpetas para Estrada, zapatillas para Topper -cuenta-. Me encantan los colores, las formas. Crear desde una colección hasta un objeto, no hay límite”.
Fiona Bonomi asume que “la moda me vuelve loca. Todo lo que es producción me genera un placer muy grande. No puedo ir a una producción de fotos que no sea mía, porque necesito opinar, decir esto sí, esto no. Me superan las ganas de ser parte. Y no me sale hacer cosas que no me gustan, realmente no puedo”. Mientras tanto, sueña con completar su formación en el exterior.
Creación propia
Marina Fernández siente que está en el rumbo correcto cuando ve a niños vestidos con su marca. Esto la estimula a seguir avanzando. A pesar de levantarse muy temprano, su momento más creativo es cuando llega a casa después de un día de trabajo. Sin apuros y muy tranquila se sienta frente a la computadora y comienza a pensar. “Estoy agradecida de poder trabajar con mi papá, tenemos muy buena química. Amo hacer lo que me gusta”. Ya está proyectando independizarse y crear su propia empresa. Lola ve su futuro vinculado con la comunicación, con las relaciones públicas, con la moda y la organización de eventos y disfruta el éxito logrado, teniendo presente que sin esfuerzo las cosas no se consiguen. “En esta primera etapa de De-talle, disfrute de los procesos y aprendí un montón. Todo lo hice con mucha alegría y siempre me propuse a mí misma hacer el camino con placer”.
Para Fiona, que no deja de soñar con ser la próxima Tomb Raider, no hay ninguna duda de que la actuación, el diseño y la creatividad forman parte de su felicidad y para ella “la felicidad está en lo efímero. Si nos aferramos a un momento feliz, no lo estamos disfrutando. Yo soy más feliz cuando dejo que el momento dure lo que tiene que durar”.
por Claudia Pandolfo
Comentarios