Fueron el antecedente de los shoppings. Y en estos tiempos en los que todo lo barrial, personalizado y boutique vuelve a ponerse de relieve, los mercados también renuevan su auge. En espacios históricos y restaurados, se suceden las propuestas gourmet con encanto y ambientación entre vintage e industrial, convirtiéndose en un paseo tanto de compras, como de comida al paso.
Mercados históricos
Es uno de los pioneros que siempre sirvieron a este fin: el Mercado de San Telmo fue inaugurado en febrero de 1897 con el objetivo de abastecer de víveres a la nueva ola de inmigrantes que llegaba a la ciudad desde Europa. Su estructura de vigas, arcos y columnas de metal con techos de chapa y vidrio, así como su gran cúpula, se mantienen tal cual desde el 1900 y fueron un proyecto de Juan Antonio Buschiazzo. Un siglo después, en el 2000, el mercado fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Gobierno de la Ciudad. Aunque en sus inicios tenía solo comercios de venta de verduras, pescado y carnes, hoy estos locales se alternan con cafés de especialidad como Coffee Town, parrillas como Hierro y propuestas gourmet como Je Suis Raclette, De Lucía y Merci, que atraen con sus cocinas a la vista y productos siempre frescos. También hay espacio para anticuarios, una papelera, dietéticas, librerías y florerías, entre otros rubros.
También en una zona histórica, el Mercado de los Carruajes es uno de los que más expectativa genera. Es que aunque iba a abrir en marzo de 2020, la pandemia demoró todos los planes y aún no se sabe con precisión cuándo inaugurará. Lo que sí se sabe es que será un mercado con toda la elegancia europea, enmarcado sobre la avenida Alem, en lo que solía ser la cochera de carruajes y caballerizas de los presidentes del siglo XIX y principios del XX. Con una remodelación que conservó el diseño del edificio pero aportó confort y funcionalidad a la propuesta (y que además fue velada por el GCBA, dado que es patrimonio histórico), se buscó crear un mercado gourmet con sabores propios del país y del mundo, llegando por ejemplo a asegurar la presencia de la Chocolatería San Ginés, cuyos churros y chocolate son un emblema madrileño.
Hacia 1966, los puesteros ambulantes que trabajaban en el barrio de San Nicolás fueron invitados a unirse a un flamante mercado de nombre homónimo. Y aunque funcionó por varios años, con el paso del tiempo se fue deteriorando y los puestos fueron cerrando. Hasta que en 2019 una iniciativa gubernamental lo reinauguró tras una refacción general. Desde entonces, el Mercado San Nicolás, otro histórico en la zona; no solo incluye puestos de fruta y verdura, fiambres, pescado, carne, pollo y queso, sino también restaurantes como Hell’s Pizza, Joe’s Burgers y Malvón, y asimismo un espacio de coworking ubicado en el entrepiso, que sirve en ocasiones como escenario para eventos y charlas.
Comer en Palermo
Y por supuesto, el siempre efervescente Palermo no podía quedarse ajeno a la movida. De hecho, hasta podría decirse que fue de los pioneros, dado que el Mercado de Bonpland data de 1914, aunque en ese entonces su nombre era Mercado Torcuato de Alvear, en honor al primer intendente de la ciudad. Renacido en 2003 y recientemente renovado, en 2007 tomó la denominación actual, que le agrega un “de Economía de Solidaria”, debido al rol fundamental que tienen diferentes organizaciones autogestivas dentro del espacio. Así, aquí es posible encontrar locales de venta de frutas y verduras agroecológicas, indumentaria, productos regionales, dietéticas, productos de limpieza, publicaciones de comercio justo, textiles libres de trabajo esclavo y un variado abanico de actividades culturales alrededor de esta forma de pensar la economía.
Y entre las novedades del rubro este barrio también aporta Mercado Soho, que en 700 m2 despliega nueve locales gastronómicos, un “sparkling bar” especializado en espumantes y una barra cervecera. El proyecto nació de la mano de cinco amigos que quisieron generar un espacio que integre “todas las necesidades a la hora de salir a comer”. Con dos de ellos habiendo vivido casi dos décadas en Europa, la inspiración en aquellos mercados es clara. Mientras la planta baja apunta al “street food”, con opciones como Cocu Boulangerie, Kevin Bacon y Choripanería al Paso, en el segundo piso la oferta se sofistica con opciones más gourmet, como Sipan u Oian, del chef Takehiro Ohno.
A diferencia de los anteriores, aquí el estilo es 100% moderno: con aires industriales, lámparas galponeras y detalles en madera, se alternan las sillas y banquetas de hierro, en conjunto con una omnipresencia de plantas y una iluminación muy puntual y escenográfica. Y en sintonía con su espíritu fresco y de salida, el mercado propone actividades como clases de coctelería en noches temáticas, cocina en vivo y exposiciones de arte.
Ofertas y propuestas
Uno de los grandes atractivos de estos mercados es la posibilidad de volver a comprar sabiendo el origen de cada producto. Como reza el lema del novísimo Mercat Villa Crespo, abierto a fin de marzo: “menos super, más mercado”. En 2700 m2, un hito para este tipo de proyectos, el desarrollo despliega las propuestas de 27 emprendedores reunidos en pos de representar los alimentos típicos de la identidad argentina con una visión innovadora. Presenta su propósito como la comercialización directa y sin intermediarios, buscando generar un comercio más justo que acerque al consumidor directo al productor. Además, el espacio cuenta con un auditorio pensado para convocar contenidos sobre tendencias de emprendedurismo, sustentabilidad y nuevas tecnologías. Y si bien sus creadores admiten que hay inspiración de otros mercados extranjeros, lo sienten absolutamente único. “Mercat tiene productos de abastecimiento y gastronomía y es un generador de contenidos. Con lo cual, se crea un circuito de centro cultural donde además tenemos conciencia social, nos interesa el medio ambiente, tratamos de generar políticas de reciclado y de mejorar el ambiente que nos rodea. Creo que levantamos la vara e hicimos un proyecto mucho más ambicioso”, distingue Marcelo Pirogovsky, socio fundador. También de estilo moderno e industrial, Mercat se ubica en una antigua fábrica de carteras. En ese marco de ladrillo a la vista y hormigón se inscriben propuestas como Atelier Fuerza, Vico Wine Bar, Let it V, Koi y Brocca Pasta.
Finalmente, Mercado Belgrano es otro espacio en el que los vecinos pueden recuperar el valor de la compra directo a los dueños y proveedores. Puesto en valor por el GCBA en dos etapas (2017 y 2019), hoy a los clásicos puestos de pan, carne, pescados, quesos y fiambres se suman novedades como la pizzería Orno o la cervecería Lowell’s, emplazados en una terraza a cielo abierto que se suma al patio de comidas exterior, ideal para seguir disfrutando en estas épocas de protocolos. Otros espacios reconocidos son La Dorita, Valenti y Cucina Paradiso, aunque tal vez lo más atractivo de este y los otros mercados mencionados sea simplemente la gracia de caminar por sus puestos menos marketineros y sentir el encanto de la compra “como las de antes”.
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