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CULTURA | 24-10-2019 15:25

Claves para leer a los dos Nobel de Literatura

Polémicas y trayectorias de los autores elegidos por la Academia sueca. Libros recomendados, publicados y por traducir.

Hay una vieja película norteamericana que se llama “El deporte favorito del hombre”. Sobre todo a partir de Internet, uno de los deportes favoritos del hombre y la mujer es pegarle al premio Nobel. Muchas veces con razón (a lo largo de los numerosos años sólo premió un total de 15 mujeres), muchas otras porque sí. Hoy se habla del premio Booker como se hablaba antes del premio Goncourt, pero aún con sus rengueras múltiples, el Nobel les gana con largueza en cuanto a influencia. De vez en cuando elige a alguien que lo merece mucho, o premia a un desconocido total muy bueno, que por un par de años es traducido y distribuido (como pasó, por ejemplo, con el chino Gao Xingjian).

Pero aún quienes lo consideraban un premio sólido (como el anglo-japonés Kazuo Ishiguro, en su discurso de aceptación), habrán quedado patitiesos ante la brusca caída de la Academia Sueca que lo otorga en el remolino implacable de la denuncia, el escándalo, casi la farándula. Un alto funcionario había cometido abuso con diversas mujeres, también pecado de filtración del nombre ganador, etc. etc. Los cambios que había que emprender demandaban dejar de darlo. Todos pensamos que tal vez el asunto se alargara, perezosamente. Pero fue sólo un año. Ahora lo han dado, por partida doble.

Lo han otorgado a un hombre y una mujer. A un famoso de larga trayectoria, y a una autora polaca poco conocida. A un idioma difícil pero central (el alemán) y a otro más periférico e impenetrable (el polaco). Quienes leíamos con ferocidad en los años ’70 y ’80 consideramos al austríaco Peter Handke un escritor clave, de alto vuelo. Aunque lejos de Faulkner en ese sentido, influyó con abundancia (en Argentina, por ejemplo, a algunas de las novelas de Juan Martini con su “alter ego” Minelli). Era un maestro, por ejemplo, para transmitir la mente y los actos de un esquizofrénico (en “El miedo del portero ante el penalty”), o el suicidio de su madre (en “Desgracia impeorable”). Había sacado un seguro de vida que le pagaban si NO se suicidaba durante un periodo determinado. 

Hizo teatro experimental de peso: “Insultos al público”, “Gaspar”, “El pupilo quiere ser tutor”. Empezó a publicar ensayos y diarios: “El peso del mundo”, “Historia del lápiz” y en especial breves y ajustados libros: “Ensayo sobre el cansancio”, “Ensayo sobre el jukebox”, “La ausencia”, “Ensayo sobre el día logrado”. Adepto a las largas caminatas, también ha sido traductor, guionista y cineasta.

En su momento se manifestó claramente contra el crecimiento de la extrema derecha en Austria y el presidente Kurt Waldheim, que había tenido participación en el nazismo. Terminó por trasladarse a París. Más tarde, después de la guerra entre serbios y croatas, opinó que había una operación de criminalización de los serbios. Incluso asistió al entierro de Milosevic, y escribió varios libros sobre el tema. El resultado fue un relativo ostracismo. Ganó el premio Heine, y las críticas lo llevaron a devolverlo. Al obtener ahora el Nobel, organizaciones de familiares de las víctimas pidieron que se lo retiraran, y recibió críticas de escritores como Salman Rushdie,  Joyce Carol Oates y Slavoj Žižek.

Dos de las obras maestras de Handke circulan en Argentina en ediciones locales: “Lento regreso” (El cuenco de plata) y “Carta breve para un largo adiós” (Edhasa). También una recopilación de críticas y ensayos: “Lento en la sombra” (Eterna Cadencia).

La polaca Olga Tokarczuk (1962), hija de inmigrantes ucranianos, psicóloga y en su momento voluntaria en la atención de enfermos mentales, es además ecologista, vegetariana y muy expresiva en sus declaraciones sobre Polonia (que pueden oírse en Facebook). Se ha citado una definición del diario “The Guardian”: “Feminista y militante vegetariana en una sociedad crecientemente reaccionaria y patriarcal como la polaca”.

O sea, una figura también polémica, a tal punto que en una ocasión tuvo que ser acompañada por guardias de seguridad después de hablar sobre la violencia en actos de colonización de la Polonia del pasado. Vive en la región de los Sudetes, que alimenta su obra. En castellano circulan dos libros no distribuidos en Argentina: “Sobre los huesos de los muertos” (Siruela) y “Un lugar llamado antaño” (Lumen).

En su obra usa la historia, la ciencia ficción (personajes con poderes extransensoriales), la policial, o la simbología (arcángeles que vigilan la vida de un pueblo humano). El año pasado recibió el premio Booker, convertido hoy en un escalón hacia el Nobel. Anagrama anuncia la pronta edición de “Los errantes”, una novela contada en forma de relatos oníricos incompletos. 

por Elvio E. Gandolfo

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