***** Si no hubiera muerto demasiado joven y casi sin terminar “L'Atalante”, Vigo habría cambiado el cine mucho más de lo que lo hizo con apenas tres películas. “Cero en conducta” es la historia de un grupo de chicos en un secundario muy estricto que terminan rebelándose contra sus profesores y contra la institución. En menos de una hora, de hecho, Vigo hace todo –y mucho, pero mucho más– de lo que, tres décadas más tarde, haría Lindsay Anderson en If... con dos horas de duración. Todo lo que Truffaut (que se asumía influido por Vigo) en “Los 400 golpes” está aquí, pero hay que sumarle además un surrealismo absoluto y el vuelo hacia la fantasía anárquica que vuelve un film de 1933 más nuevo que cualquier película de gran presupuesto actual. Vitamina euforizante y concentrada.
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