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ECONOMíA | 11-03-2018 11:36

El futuro jefe de AFIP ya negociaba con el nuevo dueño de Indalo

Cuccioli había sido designado por el Gobierno para salvar la deuda tributaria ante la inflexibilidad de Abad.

Un abad es el superior de un monasterio. Los “cuccioli” son los “cachorros”, en italiano. Por suerte el cambio de jefe de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) nada tiene que ver con los significados de los apellidos. Pero sí con la historia de un contador de 73 años que mantuvo diversos enfrentamientos con la Jefatura de Gabinete y que será reemplazado por un ingeniero industrial de 40 años que en 2016 dejó el sector privado para sumarse a la jurisdicción que dirige Marcos Peña y que hace un año asumió como secretario de Servicios Financieros. Es la historia de Alberto Abad y Leandro Cuccioli.

“Abad quería salir como San Martín y no quería ir en cana y por eso era respetuoso de ‘la línea’ de AFIP”, describen en el órgano recaudador de impuestos a quien seguirá en el cargo hasta el 31 de marzo. Carlos Menem lo había puesto primero de interventor del PAMI y después síndico general de la Nación entre 1994 y 1995, Eduardo Duhalde lo nombró al frente de la AFIP y el kirchnerismo lo mantuvo hasta 2008, hasta que encontró resistencias a proteger empresarios amigos. Se retiró con prestigio y, después de su paso por el banco Santander Río, Mauricio Macri lo devolvió a la AFIP en 2015, pero en diciembre pasado el septuagenario le transmitió que estaba cansado y el Presidente lo convenció para que se quedara tres meses más. Hasta ahí la versión oficial. Desde acá los motivos del cansancio.

Uno de los roces se originó por las deudas tributarias y previsionales del grupo Indalo, del ahora recluso Cristóbal López. “Si transferían las acciones a (Ignacio) Rosner, no les podíamos cobrar nada de lo que debían”, argumentan en el organismo recaudador su posición en contra de la venta de Indalo, en octubre pasado. Rosner es otro egresado del Newman que había trabajado en los grupos Macri y Clarín, pero en el Gobierno negaban que fuera un enviado del Presidente para quedarse con el conglomerado del empresario K. Pero ante la inflexibilidad de Abad con el caso, el Ejecutivo encomendó el caso al secretario Cuccioli, que había trabajado con Rosner en el directorio de la agropecuaria El Tejar entre 2012 y 2015.

“Apretálo, pero no lo matés”, le habían pedido en la Casa Rosada a Abad. “Yo tengo que ir a fondo”, le dijo una vez el jefe saliente de la AFIP a Rosner. “Pero yo tengo un acuerdo con el Gobierno”, le replicó el empresario. “Yo no voy a terminar en cana”, le retrucó el contador. En la intimidad, Rosner comentaba: “Abad es un pelotudo, lo van a rajar”.

Cuccioli, en cambio, ayudó al ‘Newman boy’ a elaborar un plan para ordenar las deudas de Indalo. También le transmitió los deseos de Macri de cómo debía desguazarse el grupo entre empresarios menos hostiles que lo que había sido López. El hasta ahora secretario de Servicios Financieros le dijo a Rosner que debía vender los medios de Indalo al Grupo América, de Daniel Vila y José Luis Manzano. En el conglomerado propietario de América TV se jactan de ser los únicos que presentaron ante la Justicia una propuesta concreta para quedarse con C5N y los demás medios del rey de los casinos devenido presidiario.

El juez que detuvo a López por administración fraudulenta, Julián Ercolini, también investiga a Rosner por presunta compra fraudulenta de Indalo, rebautizado como Ceibo. ¿Analizará las conversaciones telefónicas que el nuevo dueño del ex grupo K mantenía con Cuccioli? Por lo pronto, el futuro jefe de AFIP ya dejó trascender en la prensa que se inhibirá de intervenir en el caso por los vínculos que había mantenido con Rosner en el sector privado. El caso será dirimido por alguien que secunde a este ingeniero con un MBA en Stanford. ¿Qué margen de acción tendrá? ¿Cuccioli será tan respetuoso de “la línea” como Abad?

Al saliente jefe de la AFIP esa fidelidad a la estructura le costó varios dolores de cabeza. Al igual que con Indalo, Abad quería cobrar las deudas que mantenía OCA con el fisco. Pero uno de los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana, reclamaba mantener con vida a esta empresa propiedad de Patricio Farcuh, que tantas veces ha negado ser testaferro del sindicalista camionero Hugo Moyano. En ambos casos, en la Casa Rosada reclamaban flexibilidad a Abad para sostener miles de puesto de trabajo. Pero en los corrillos del círculo rojo se habla del presunto interés que la estructura logística de OCA despierta en Farmacity, la ex empresa de Quintana, y los portales de comercio electrónico Mercado Libre, de Marcos Galperín, admirado por Macri, y Amazon, que está contratando personal para su desembarco en la Argentina.

Sin embargo, en la AFIP aseguran que los chisporroteos por OCA, a diferencia de los de Indalo, terminaron porque la Corte Suprema declaró en octubre pasado la legalidad de su convocatoria de acreedores. Rosner pretende que lo mismo ocurra con su grupo.

Pelea oculta. En la AFIP comentan otra batalla entre Abad y Quintana, aunque en el entorno del vicejefe de Gabinete la niegan.

Entre 2008 y 2012, “la línea” del organismo recaudador había impugnado las declaraciones juradas de Microcentro I SA, una empresa de inversiones inmobiliarias de la que Quintana era accionista a través del fondo Pegasus. Los inspectores habían objetado que la compañía se fondeara con supuestos créditos desde paraísos fiscales, donde reina el secreto sobre la propiedad de las sociedades, y sostenían que en realidad eran autopréstamos o aportes de capital desde firmas con los mismos dueños. La operatoria de Microcentro I servía para reducir la carga tributaria.

En 2016, la empresa pretendió cerrar el caso a partir de un artículo del blanqueo de capitales. El jefe del área jurídica de la región en la que opera Microcentro I rechazó que la compañía se acogiera a la amnistía fiscal, pero el subdirector de asuntos jurídicos, Eliseo Devoto, apoyó un dictamen que la libra del ajuste millonario de impuestos del período 2008/2012. Abad nunca terminó de zanjar la cuestión. Quedará en manos del ex funcionario de la Jefatura de Gabinete que lo sustituirá. En esta dependencia regida por Marcos Peña sostienen que Quintana jamás se involucró en la discusión por Microcentro I y que, además, Pegasus, su ex fondo, vendió en 2013 esta desarrolladora inmobiliaria a Swiss Medical, de Claudio Belocopitt, socio de América TV junto a Vila y Manzano. En la era K, la AFIP había objetado también el cómputo del crédito fiscal de IVA Compras de Farmacity.

Mercado Libre. Abad se enfrentó además a la Casa Rosada cuando demandó a Mercado Libre por el pago de 500 millones de pesos de impuestos que supuestamente había eludido a través del régimen de promoción del software. "La línea" de la AFIP sostenía que la empresa de Galperín no reunía las condiciones para acceder a los beneficios tributarios, pero el ministro de Producción y autoridad competente sobre el régimen, Francisco Cabrera, zanjó la discusión a favor del portal.

Macri se había enojado mucho con el jefe de AFIP cuando en agosto pasado leyó el artículo de Horacio Verbitsky en Página/12 que detallaba qué familiares y amigos suyos se habían acogido al blanqueo y cuánto dinero negro habían transparentado. Entre ellos figuraban su hermano Gianfranco y los empresarios Nicolás Caputo y Marcelo Mindlin.

Tampoco habrá causado mucha gracia que Abad desplazara en febrero último a un cargo menor al funcionario de línea Sergio Maguiña, cuñado de otro amigo de Macri, el presidente de Boca, Daniel Angelici. Maguiña amenazó de muerte al subdirector general de auditoría interna de la AFIP, Néstor Sosa, que fue el encargado de hallar a los responsables de la filtración de los datos del blanqueo.

Ni a “la línea” ni tampoco, por tanto, al jefe del órgano recaudador les había gustado la misión ajustadora de estructuras y bonus de estímulo que había mandado el ministro de Modernización, Andrés Ibarra. Habrá que ver qué hace Cuccioli.

El futuro jefe de AFIP es fanático del 'verde'... de Caballito. Hincha de Ferro, tendrá la misión de controlar pesos y dólares en negro. Tendrá en sus manos declaraciones juradas de funcionarios cuestionados como el mandamás de la Agencia de Inteligencia, Gustavo Arribas, y el ministro de Finanzas, Luis Caputo, a quien responde todavía como secretario.

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