Así como el Gobierno ha cultivado buenas relaciones con empresarios del campo, la minería, la energía, la construcción y los servicios, mantiene un tenso vínculo con la industria. Prueba de ello fueron los cruces de los últimos días entre funcionarios y dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) por inversiones, importaciones y competitividad.
Pero detrás de ese debate está la sospecha de algunos empresarios manufactureros de que operadores judiciales del Gobierno estuvieron detrás de la detención, finalmente sólo por 48 horas, del ex presidente de la UIA Juan Carlos Lascurain.
Cuando lo arrestaron, se preguntaban si comenzaría un Lava Jato local. Recordaban que el propio Mauricio Macri les habría prometido en privado en 2017 que los hombres de negocios quedarían a salvo de las causas de corrupción K, pero temen que ahora busque disciplinarlos vía judicial, como a los gremialistas.
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