Saturday 15 de November, 2025

ECONOMíA | 22-07-2025 08:10

Desafío al programa

Mientras la inflación se desacelera al mínimo, el dólar se despierta y las iniciativas del Congreso jaquean al superávit fiscal.

La estrategia en un año electoral es la misma que se repite desde hace mucho tiempo: conseguir que la percepción de mejora en los ingresos brinde un piso de opinión favorable de la opinión pública para traducirse en un caudal de votos. Claro que con la intención no alcanza y, entre otros, lo que más gravita en la última década al menos, es la inflación que al mismo tiempo socava el poder adquisitivo y siembra la actividad económica de incertidumbre. Esa y no otra es el objetivo de corto plazo de la política económica desde el segundo semestre del año que viene: llegar a las urnas con la sensación del juego dominado controlando a la inflación y desactivando las expectativas negativas del horizonte.

Piso y techo. La última medición del INDEC arrojó un 1,6%, acumulando 15,1% en el primer semestre y un 39,4% interanual, pero el promedio esconde muchas cifras heterogéneas. En junio aumento del precio de los bienes dio 0,8% pero el de los servicios, arrojó 3,2%, es decir exactamente el doble, arrastrado por la indexación de servicios privados y tarifas públicas (+3,4% en el rubro Vivienda) y el de otros precios regulados (+2,2%).

También los salarios reales medidos por el índice RIPTE (que registra los que devengan aportes previsionales) mostraba para mayo una gran recuperación: aumentó a $1.428.000 por mes, lo que implica un 1,86% más que en abril y 62,5% más que en mayo de 2024, contra una inflación interanual de 43,5% en ese mes. Claro que, si bien el promedio de este año ya se ubicaba 11,5% más que el de todo 2024, todavía está 3,4% por debajo del promedio del año 2023.

Por otro lado, el nivel de pobreza, que había alcanzado su pico en abril-septiembre de 2024 (52%) estaría mostrando para el primer semestre el nivel más bajo desde el segundo semestre de 2018: 31,6%, según el estimador del Nowcast de la Pobreza, que elabora el economista Martín González Rosada, de la Universidad Di Tella.

Este paquete de buenas noticias, sin embargo, llegó justo en momentos que el programa económico parecía asediado por intentos de quitarle su piedra fundamental: el superávit fiscal. Medido como porcentaje del PBI, el sector público registró un resultado positivo del 0,1% en junio y acumula 1% del PBI en el primer semestre. Es esa cifra la que permite al Tesoro descomprimir la demanda de fondos adicionales en el mercado interno y, por supuesto, liberar a la emisión monetaria para las operaciones de compra de dólares comprometidos con la acumulación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, entre otras finalidades.

Blanco móvil. Precisamente, el año electoral también alimenta las presiones que, en tres frentes, el Gobierno se siente acosado en su intento por mantener el oxígeno de las cuentas fiscales: la reforma en temas previsionales votada por el Senado, la automatización de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y el intento por descongelar fondos para la parálisis de la obra pública.

Según estimaciones de IDESA, el combo de reformas al sistema previsional se llevaría anualmente 0,9% del PBI, o sea casi todo el superávit generado hasta ahora. La recomposición del 7,2% en los haberes que quedó colgada por el cambio de fórmula de reajuste desde enero del año pasado, costaría 0,43% del PBI, pero si se suma el aumento del bono (de $70.000 a $110.000) que costaría 0,3% y la extensión de la moratoria por dos años (0,17%) se llega a esa cifra para 2026 y la mitad si hipotéticamente no se veta y queda firme para el segundo semestre de 2025.

El otro pedido de los gobernadores, fue la automatización de los ATN, fijados en la ley de coparticipación federal, las provincias recibirían $335.000 millones que se repartirían según su porcentaje establecido. Si bien Buenos Aires es la que más recibe (21%) también es la más castigada desde hace décadas por este sistema.

Por último, la otra tajada que pretenden las provincias que quieren mostrar obras en sus territorios es la de la distribución del impuesto a los combustibles. Según un estudio del IERAL, llegó a aportar un 1% del PBI en 2017, pero entre 2022 y 2023 cayó fuertemente su producido por no actualizarse completamente por la inflación del período. Desde 2024 se fue recomponiendo y provee entre 0,4% y 0,5% del PBI, la mitad que en el año 2017.

El economista Matías Surt, de INVECQ señala que el gasto de capital en 2024 fue 1,9% del PBI, que es un 53% más bajo que en el promedio de los últimos 20 años. “El gasto nacional bajó 80% y el de las provincias 27%”, destaca, marcando la otra variable de ajuste del programa.

El termómetro. Como no podía ser de otra manera, estas cosas terminan impactando en la demanda del dólar, habitual refugio ante la incertidumbre: subió más del 5% durante julio, en parte recuperándose de la caída del mes anterior, pero sobre todo recomponiéndose frente al alza del IPC. Por si acaso, el economista Salvador Vitelli calcula que el Banco Central ya intervino con operaciones por US$2.700 millones a futuro, equilibrando también la compra de divisas (habían sido más de US$500 millones para la segunda semana del mes).

Es decir, considerando que en julio se terminan de liquidar las operaciones pactadas antes del beneficio de rebaja de retenciones (ya habían ingresado US$2.700 millones y la cifra podría estirarse hasta US$3.500 millones), la última parte del año tendrán una estimación de US$2.000 millones por mes, una baja considerable, que desafía el equilibrio externo y refuerza la necesidad de conservar el superávit fiscal. “El salto del tipo de cambio nominal, de no contrarrestarse, se traduciría en una mejora en términos reales, que podría traer algo de alivio a las cuentas externas”, explica Esteban Domecq en su informe semanal.

La incógnita es si este movimiento cambiario podría deslizarse al índice inflacionario. En el relevamiento de precios minoristas que realiza la consultora Eco Go la proyección de su RPM da 1,7% para el mes de julio. “A pesar de la suba del tipo de cambio, momentáneamente no se evidencia un ‘pass-through’ notable en el relevamiento”, explica en su análisis. Por su parte, Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, sostiene que por ahora y teniendo en cuenta lo que ya subió el dólar, no hubo mayor traslado a precios. En lo que va de julio, los datos del relevamiento de precios de C&T para la región GBA muestran poco cambio en la dinámica en relación a junio, salvo la aceleración habitual que ocurre en rubros ligados al turismo, que suele tener un pico en el mes por las vacaciones de invierno. “Me gustaría esperar a ver cómo sigue esto, el tipo de cambio y los precios”, anticipa y agrega que, si bien el Gobierno dice que deja flotar el dólar, eso no quiere decir que no estén de alguna forma acá tanto interviniendo a través de los futuros en algunos momentos puntuales y los movimientos de tasas con el desarme de las Lefi, que se realizan con un ojo puesto en la evolución del dólar. Atentos y vigilantes.

 

 

 

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Tristán Rodríguez Loredo

Tristán Rodríguez Loredo

Editor de Economía.

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