La pandemia se encarnizó con el mercado laboral. La inactividad obligada o inducida de muchos sectores, mano de obra intensivos y el segmento informal, hizo que la caída de casi 20% en el empleo sufrida en el segundo trimestre del año con respecto al año anterior (la tasa de empleo pasó de 42,6% a 33,8%) apuntara sobre todo al sector más vulnerable: el cuentapropista y el informal; que formaban parte de la red del comercio urbano, la construcción y los servicios. Las estimaciones para el tercer trimestre mejoraron sustancialmente, en comparación con el rojo anterior a medida que se fue flexibilizando la cuarentena.
La situación del empleo es lo que está íntimamente ligado con la pobreza estructural. A lo largo de casi cuatro décadas, el nivel de pobreza medido no sólo por el ingreso sino también por otras variables como acceso a la salud, la educación y vivienda, cambia radicalmente cuando se trata de una familia encabezada por una persona que revista en la formalidad. Mientras el empleo sufría ese retroceso inédito, el nivel de pobreza atravesaba el umbral del 40% por primera vez luego del fatídico 2002.
por R.N.
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