El politólogo Ignacio Labaqui escribió en un informe de la consultora FMyA a fines de septiembre que la política económica podía mantener el rumbo, “doblar la apuesta disciplinando a los actores económicos” o corregirlo. “La tercera alternativa parece la más razonable. Raúl Alfonsín en 1985 y Carlos Menem en 1991 experimentaron situaciones similares a las que hoy enfrenta (Alberto) Fernández. Ambos optaron por pegar un volantazo en materia económica: 1) Alfonsín reemplazó a Grinspun por Sourrouille, anunció el Plan Austral en junio de 1985 y en noviembre del mismo año logró un contundente triunfo electoral: 2) Menem le entregó el manejo de la política económica a Cavallo, quien en marzo de 1991 anunció el plan de convertibilidad, que hizo posible la victoria de Menem en las legislativas de octubre del mismo año”, escribió Labaqui.
El 23 de octubre, en otro informe advirtió: “La confianza no se recuperará solamente con la incorporación de Massa como jefe de Gabinete y de Redrado como ministro de Economía ni tampoco sumando a Lavagna al gobierno. Sin apoyo político explícito de la figura más poderosa del Frente de Todos, la vicepresidenta, ni el mejor economista, ni el mejor plan tienen chance alguna de éxito”, concluyó.
También Fernando de la Rúa, con el apoyo de su ex vicepresidente Carlos Chacho Álvarez, quisieron dar un volantazo en 2001 trayendo otra vez a Cavallo. Les fue mal. Nos fue mal.
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