En el mercado últimamente se cruzan opiniones acerca de la conveniencia de “entrarle” a los precios actuales a este producto financiero que siempre tiene tanto fans como detractores.
¿Por qué aumentó su precio durante este año? En momentos críticos del escenario político mundial y, por ende, de volatilidad en los mercados financieros globales aparecen los voceros favorables a invertir en oro, básicamente por su calidad de guardián protector del patrimonio. Esta vez sin embargo existen condimentos diferentes para pensar antes de apostar al metal amarillo.
En primer lugar, conviene preguntarse porque el precio sube. Y la principal razón radica en que el rendimiento de los bonos del tesoro de EEUU-considerados por muchos como de riesgo parecido-cayeron estrepitosamente debido a que la Reserva Federal “le dio a la maquinita” y emitió dólares graciosamente para empujar a su economía doméstica, apabullada por la caída de la actividad debido a la emergencia sanitaria.
Y, atento a que los bonos pagan muy poca renta, los grandes jugadores se decidieron a comprar oro -en sus diversas variantes- que tampoco paga tipo de interés, pero se encuentra alejado de cualquier default o decisión política de los gobiernos, resultando útil además como protección ante un eventual proceso inflacionario. Por todo ello se generó la puja compradora del corriente año que elevo generosamente los precios del commodity.
Y acompaño ese proceso la idea de diferentes gerentes de los grandes fondos de inversión, quienes esperan que la inflación global se despierte apenas la economía del mundo rebote de su nivel actual lo cual-de suceder-disminuiría aún más los rendimientos reales en el mercado de bonos. Es decir, mayor razón para refugiarse en el metal.
¿Por qué la actual meseta en el precio internacional? En primer lugar, conviene recordar que su valor trepó más del 25% en lo que va del año 2020.Y la pregunta del millón es si continuará acrecentándose, habrá llegado a un piso o se encuentra a las puertas de una baja en su precio. Por ahora lo comprobado es que el proceso alcista recorrido durante este año se planchó al comprobarse que la recuperación de las potenciales industriales sería más lento del esperado. Por ende, los riesgos de inflación se mitigaron estancando la curva ascendente del metal, aun con aumentos en la demanda por parte de la industria de la joyería en China e India.
¿Qué esperar a corto plazo? El factor clave que podría mover la aguja en las cotizaciones radica en que suceda con las tasas de interés en EE UU, o que algún factor inesperado agregue inquietud al panorama político global. Pero en la economía americana- que rebota menos de lo esperado- y suma riesgos derivados de las elecciones- es difícil suponer un alza de los tipos de interés que perjudique el precio del metal. Ni tampoco, conviene decirlo, que aumente mucho más salvo, como dijimos, que algún imprevisto genere as incertidumbre en los mercados.
¿Qué hacer? A lo largo del tiempo, como se ve en la serie adjunta, resulto productivo mantener algo de oro en el portafolio de inversiones. Sea en físico (monedas ,barras) , acciones de empresas de oro (ejemplo Barrick Gold Corp Cedear) o ETF (ejemplo SPDR GOLD TRUST (GLD). Mas aún en el actual escenario de bajas tasas de interés y mercado accionario global inflado por valores que crecen mas por emisiones de los bancos centrales que debido a la rentabilidad que logran las empresas el S&P 500. Por tanto, y ante tantas variables en juego sería bueno que quien elija apostar al metal -de acuerdo a su perfil de inversor- recuerde que es un activo para “comprar y guardar” a mediano término y raramente eficaz para hacer trading de corto plazo.
* El autor es director de HR Global, especialista en gestión de portfolios de inversión.
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por Gabriel Holand
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