Tuesday 3 de December, 2024

ECONOMíA | 30-01-2023 08:00

Japón en el centro de la escena

El Banco Central de Japón ensancha las bandas de intervención en su curva soberana de bonos.

Dejamos un 2022 con multiplicidad de eventos impensados. A esto, se le suma el Banco de Japón ensanchando las bandas de intervención en su curva soberana de bonos. Sonando hawkish (monetariamente restrictivo). A nivel de política monetaria, hace tiempo que Japón viene implementando YCC (“yield curve control” o control de curva de tasas de interés). ¿Qué implica esto? Que el Banco Central de Japón compra o vende sus bonos soberanos hasta llegar al objetivo de tasa que pretende en cada punto de la curva.

Por citar un ejemplo, si para la 10yr yield de Japón el mercado decidiera vender bruscamente los bonos forjando una suba en su tasa de retorno por encima del límite aceptado por el Banco de Japón entonces, dicha institución, intervendría comprando el bono hasta llevarlo al nivel deseado de yield. Entonces, para la 10yr yield de Japón, el Banco de Japón aumentó el rango máximo de intervención de 0,25% a 0,50%. Y esto generó presión en todas las tasas largas de las principales economías del mundo.

Vale decir que, aparentemente, el Banco de Japón dejará correr su tasa de 10 años hasta 0,50% anual. Si el mercado trasladase la tasa de 10 años de Japón a ese nivel, el Banco de Japón intervendría comprando el bono de Japón a 10 años y frenando la suba en su "yield". Es por esto, que el mercado lo lee como “hawkish”.

Motivo por el cuál, germina una nueva “impaciencia” para tasas largas a nivel internacional. En especial, la tasa de 30 años de Estados Unidos. Esta es un parámetro clave para valuar activos de riesgo y por ende impacta muy significativamente en sus valuaciones. Si Japón renunciase a la intervención de curva (YCC), todas las tasas largas a nivel global podrían subir y mucho.

Es difícil determinar si lo hecho por el Banco de Japón es un preludio al abandono definitivo en la estrategia de intervención de curva, lo cual enlazaría a que las tasas largas en Japón corran todo lo que el mercado decidiese. Si eso llegase a ocurrir, sería negativo para el mercado global de acciones. La decisión de Japón generó una apreciación inicial del yen cercano al 4% y empezó a motivar una rotación desde bonos designados en dólares y euros hacia soberanos japoneses en búsqueda de lo que pareciera ser una (sostenible) tendencia de apreciación del yen. Esta migración (venta) desde bonos en dólares o euros hacia bonos en yenes fundó un salto superior a 25 puntos básicos en la parte larga de la curva de Estados Unidos y Alemania, lo cual ha sido un movimiento muy violento que nadie tenía en el radar en el cierre de 2022.

Por el momento, en Estados Unidos, pareciera que la desinflación está en curso aun cuando la Fed nos esté mencionando otra cosa, en especial dados los pronósticos macroeconómicos que publicó en el FOMC (comité de política monetaria) el 14 de diciembre. Es sensato no descartar desaceleraciones fuertes de inflación en 2023, si bien también hay que tener en cuenta que es un proceso lento. No obstante, ningún pronóstico de la Fed ni de los principales bancos de inversión, estuvo ni cerca de predecir lo ocurrido en 2022, por lo que los nuevos pronósticos hawkish de la Fed quizá también sean erróneos.

De esta forma, el Banco de Japón se suma al ECB (Banco Central Europeo) y a la Fed (Banco Central de Estados Unidos), en un año en donde los tres han estado hawkish (monetariamente restrictivos) rompiendo todo lo que pudieron. Las rupturas en valuaciones de activos financieros tienen el propósito de generar un efecto riqueza negativo que frene al consumo y, de esta forma, contribuya a la desinflación.

Por lo tanto, la decisión del Banco de Japón formó una suba de unos 25 basis en la parte larga, para un mundo que hace un año viene sufriendo la restricción monetaria impartida por la Fed. De cara al 2023, la 30yr en Estados Unidos, a pesar de todos los riesgos involucrados, pareciera tener sentido no imaginarla sobre 4% en promedio. Qué tanto más alta o menos alta dependerá de qué tan recesivo será el 2023. Se nos fue un 2022 muy restrictivo, dominado por una obsesión inflacionaria desde la Fed, y se comienza un 2023 que en algún momento probablemente mutará a dovish (monetariamente laxo). Por lo que el 2023 será otro año muy dominado por la macro.

 

Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA

También te puede interesar

por Federico Pablo Vacalebre

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios