La huella dactilar en Argentina: origen y uso
La huella dactilar se utiliza en Argentina para verificar la identidad de una persona a lo largo de toda su vida, caracterizándose por su invariabilidad y unicidad, incluso en gemelos idénticos. Tradicionalmente, se ha empleado en contextos legales y policiales, como en el DNI, donde el individuo coloca su dedo pulgar sobre tinta, o en investigaciones criminales, donde la huella puede ser levantada del lugar del crimen mediante técnicas periciales.
Transición hacia la biometría digital
Hoy en día, las huellas ya no solo se registran sobre papel o en tinta, sino que se dejan de manera voluntaria en pantallas digitales en supermercados, bancos, y aplicaciones. Ya no hablamos únicamente de huellas dactilares; ahora son registros biométricos que incluyen datos de reconocimiento facial y corporal. Este cambio representa una huella más persistente y expansiva que la dactilar, ya que no se degrada con factores ambientales como la humedad o la neblina.
Las huellas digitales: un rastro permanente en el entorno virtual
En la era digital, la huella que dejamos en internet puede programarse para ser más visible y duradera, incluso con una intencionalidad comercial, como ocurre con los hashtags y el diseño de páginas web que buscan mejorar su posicionamiento en los buscadores. A diferencia de las huellas físicas que se dejan en el DNI, en el entorno digital nuestros rastros se registran y son accesibles desde cualquier lugar del mundo.
En este contexto, es fundamental saber direccionar qué huella queremos dejar, ya que los algoritmos pueden rastrear nuestras búsquedas de voz y nuestros clics para ofrecernos productos, viajes o servicios en función de nuestros gustos percibidos. Esta capacidad de rastreo genera un rastro digital continuo y profundo, distinto al que dejaba una huella dactilar en un espacio físico.
El lado oscuro de la huella digital: estafas y privacidad
El acceso a la información personal que generan nuestras huellas digitales plantea nuevos riesgos de seguridad. Los estafadores virtuales pueden manipular datos personales y ubicaciones aparentes para realizar fraudes o suplantaciones de identidad en transacciones comerciales internacionales. La virtualización del rastro también facilita el acceso no autorizado a datos sensibles.
Biometría, IA y computación cuántica: el futuro de la seguridad y los datos personales
Actualmente, los datos biométricos se integran en sistemas de IA, que son capaces de recrear imágenes faciales a partir de patrones biométricos y proyectar cómo podría verse una persona en distintas etapas de su vida. Este uso plantea una nueva preocupación: ¿qué pasa si una IA o un robot diseñado con nuestros datos biométricos obtiene acceso a nuestras cuentas bancarias o a nuestra información privada?
La computación cuántica, aún en desarrollo, presenta desafíos adicionales. Su capacidad de realizar cálculos exponenciales podría significar un cambio radical en la seguridad informática. Mientras tanto, los servicios en internet y las redes sociales continúan intercambiando y comercializando nuestras huellas digitales en forma de perfiles de usuarios y estadísticas de consumo, sin una computadora cuántica en el mercado que podría cambiar la forma en que protegemos nuestros datos.
Reflexión: el rastro que dejamos importa
Como dice el proverbio, “si pasaste y dejaste buenas huellas, tuvo sentido pasar por allí”. La diferencia es que hoy esas huellas digitales, creadas en internet, perduran y representan nuestra identidad digital. Controlar este rastro es fundamental para proteger nuestra privacidad y nuestra seguridad en un mundo cada vez más microsensible.
por CEDOC
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