Monday 9 de September, 2024

ESPACIO NO EDITORIAL | 23-07-2024 09:45

Hacia un futuro sostenible. ¿Cómo la arquitectura puede reducir la huella de carbono?

.

La creciente preocupación por el cambio climático y el deterioro ambiental ha llevado a una profunda reflexión y revisión de las prácticas arquitectónicas contemporáneas. Con la expansión y desarrollo de las ciudades, la construcción de edificios e infraestructuras urbanas aumenta exponencialmente, amplificando el impacto sobre el medioambiente.

Controlar, cuantificar y reducir la huella de carbono se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de muchos proyectos de arquitectura. La huella de carbono de un edificio se refiere a la cantidad de gases de efecto invernadero que genera a lo largo de su ciclo de vida, desde los procesos de fabricación de los materiales utilizados en su construcción hasta su puesta en funcionamiento y mantenimiento periódico. Actividades diarias como iluminar, calefaccionar, refrigerar y utilizar electrodomésticos y dispositivos tecnológicos generan emisiones constantemente. Según Edward Mazria, fundador de Architecture 2030, la operación de edificios en ciudades y países desarrollados puede representar hasta un 40% del consumo total de energía. Por lo tanto, es crucial adoptar un enfoque integral para desarrollar estrategias efectivas que minimicen la huella de carbono y contribuyan a un futuro más sostenible.

Como arquitectos y constructores, tenemos la responsabilidad ética y profesional de minimizar el impacto ambiental de nuestros proyectos. Adoptar prácticas sostenibles integrales no solo contribuye a la preservación de nuestro entorno, sino que también puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas que habitan estos espacios. Tal como expone Ken Yeang, la integración de elementos naturales y pasivos, como la iluminación natural, ventilación cruzada y/o elementos que aporten sombra, pueden reducir considerablemente la demanda energética, mejorar la calidad del aire e incrementar el confort térmico y ambiental. Obras como el Bosco Verticale en Milán, diseñado por Stefano Boeri, representan un enfoque innovador y sustentable al incorporar vegetación en su estructura, puesto que ofrece un hábitat idóneo para el despliegue de la biodiversidad, contribuyendo a reducir las islas de calor urbanas e incrementar el bienestar de los habitantes al conformar un microclima que disminuye los requerimientos energéticos.

La elección de los materiales también tiene un rol preponderante. Seleccionar componentes como la madera, con menor huella de carbono que el acero o el hormigón, significa utilizar recursos renovables con bajo impacto y con la capacidad para actuar como sumideros de carbono que almacenan CO2 durante su vida útil. La madera es un material noble que contribuye a reducir los impactos negativo sobre el medioambiente, al tiempo que proporciona una estética y funcionalidad destacada; como es el caso del Edificio Brock Commons en Vancouver, una estructura de madera de dieciocho pisos que evidencia la versatilidad e idoneidad de este material para ser utilizado a gran escala.

De igual modo, integrar tecnologías inteligentes y sistemas de gestión de edificios contribuye a optimizar el uso de energía y mejorar la eficiencia operativa. El Edge Building en Ámsterdam, es reconocido como el edificio más sostenible del mundo debido a que su sistema de gestión basado en IoT - Internet of Things - le permite controlar y minimizar el consumo de energía, logrando una eficacia sin precedentes.

La eficiencia energética es otro componente clave. Implementar sistemas de climatización e iluminación eficientes no sólo reduce las emisiones de carbono, sino que también puede traducirse en ahorros significativos a largo plazo. La Casa Farnsworth, diseñada por Mies van der Rohe, si bien es un exponente de cómo maximizar el aprovechamiento de la luz natural mediante el empleo de grandes ventanales, presenta una serie de dificultades en cuanto al confort térmico; reforzando la importancia de aplicar diseños integrales. Fomentar el uso de energías renovables y sistemas pasivos de acondicionamiento ambiental, puede transformar una obra de ‘consumidor neto de energía’ a ‘productor neto’; y esa es la finalidad perseguida por la Agencia Europea de Medio Ambiente en Copenhague, incentivando la renovación energética del parque inmobiliario europeo para hacerlos más eficientes y alcanzar el objetivo de contar con ciudades climáticamente neutras para el año 2050.

Reutilizar y renovar el patrimonio edilicio, en lugar de ejecutar nuevas construcciones, ahorra un gran volumen de recursos y reduce sustancialmente las emisiones de carbono. En mi investigación previa "Construir sobre lo construido. Repensar lo existente", expuse por qué resulta imprescindible concebir a la arquitectura desde el habitar, reconstruyendo lo existente desde el interior hacia el exterior, desde los usuarios y sus memorias hacia la vida urbana. Intervenir estructuras existentes, entender sus necesidades y mantener su esencia original requiere una perspectiva positiva e inclusiva para poder cambiar aquella visión tradicional hacia un urbanismo basado en situaciones, enriquecido por una diversidad que valore las preexistencias y reconozca las necesidades reales. La transformación de antiguas centrales eléctricas de Londres, como la reconversión de la central de Battersea en un complejo de oficinas y viviendas, o el traspaso de la central de Bankside hacia un museo de arte moderno y contemporáneo, dan cuenta de cómo la rehabilitación y reutilización de estructuras existentes puede contribuir con la sostenibilidad urbana y preservación de la historia de nuestros entornos construidos.

La arquitectura sostenible es más que una tendencia, es una necesidad imperante de compromiso con el planeta. La educación y concienciación sobre la importancia de la arquitectura sostenible son esenciales para fomentar un cambio generalizado en la industria. Los arquitectos y diseñadores tienen la responsabilidad de liderar con el ejemplo y promover prácticas sostenibles en todos los aspectos de su trabajo, tanto en la adopción de tecnologías y materiales verdes, como en la colaboración con otros profesionales y la comunidad para desarrollar soluciones innovadoras y sostenibles.

Implementar estrategias de reducción de la huella de carbono no solo mitiga nuestro impacto ambiental, sino que también crea espacios propicios para el bienestar humano y ecológico. La adopción de prácticas sostenibles en la arquitectura puede ser un desafío, pero los beneficios a largo plazo son incuestionables. Al reducir la huella de carbono de nuestros proyectos, estamos invirtiendo en un futuro más limpio y habitable para las generaciones venideras. En palabras de Norman Foster, “como arquitectos, debemos liderar el camino hacia un futuro sostenible, asegurando que nuestras construcciones no solo sean funcionales y estéticas, sino también responsables con el medioambiente”, un compromiso que no solo transforma nuestros entornos, sino que reconfigura nuestra relación con la naturaleza, creando un legado positivo para las generaciones venideras. La arquitectura tiene el poder de transformar los paisajes urbanos y nuestra relación con el entorno natural. ¿Por qué no imaginar ciudades donde los edificios coexistan con la naturaleza y la mejoren?, con cada paso hacia una construcción más sostenible nos acercamos a un mundo donde la arquitectura y el medioambiente prosperan en armonía.

Datos de contacto

Mg. Arq. Rodrigo Agostini

OdA - Oficina de Arquitectura

@oda.arquitectura

www.oda-arquitectura.com

[email protected]

por CEDOC

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios