Thursday 28 de March, 2024

PERSONAJES | 06-12-2013 11:00

María Julia Oliván: “Si no es tenaz, el amor no es nada”

Columnista de “Intratables”, tiene un blog y su programa en InfoBAE TV. Lanata y ambivalencia, Ley de Medios, intimidad sin caretaje.

Tiene una de esas bellezas italianas rotundas, y risueñas. De no haberle tocado en suerte encarnar en la Argentina, en Monte Grande, en el corazón de una familia peronista a la vieja usanza, María Julia Oliván podría haber sido, tranquilamente, una de esas mujeres de blusa blanca y piel dorada que sonríen en los cuadros florentinos de hace cuatro siglos. Pero no, nació acá y se hizo de abajo en serio. Viajando sola en colectivo desde los seis años, domando toquetones en el Roca, consiguiendo (en un gesto desesperado) una entrevista de trabajo y debutando en una redacción gracias a un “dato bomba” inventado.

Desde entonces –hace tanto– fue cronista, conductora en “Kaos” y en History Channel, produjo un documental sobre la cultura rollinga en nuestro país (“Patria Stone”), ganó el Martín Fierro a la mejor labor periodística, y la lista sigue. Hoy tiene su blog, programa propio en InfoBAE TV y es columnista en “Intratables”, por América, entre mil cosas más que no le dejan más rato libre que –por ejemplo– este mediodía al sol. Y ella encantada, porque lo suyo es la hiperactividad. La bravura.

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Noticias: ¿Quiso ser esto que es ahora?

María Julia Oliván: Sí, siempre. De chiquita hablaba con un montón de gente extraña porque mi papá me encomendaba tareas. Por ejemplo, ir a darle el sándwich y el té a Coco, un borracho que vivía en la esquina de casa. Entonces me mandaba y yo hablaba con él, le preguntaba cómo había dormido, le llevaba la comida, y así. Mi viejo hacía eso de onda, y por eso en casa siempre había algún desvalido. Por ejemplo, en una época mi mamá se peleó mucho con él porque trajo de Santiago del Estero a un chico con tuberculosis, y lo tomó como asistente en la carnicería. Y nosotras no teníamos ni cinco años.

Noticias: “¿Nosotras” quienes son?

Oliván: Mi hermana Gaby y yo. Nos llevamos un año y quince días. El resto de la familia eran mi viejo, carnicero, y mi mamá, almacenera. Les comenzó a ir bien, al tiempo pusieron como un pequeño supermercado. Y nosotras estábamos todo el día ahí, en el negocio, trabajando con ellos. Y haciendo de todo. Imaginate: nosotras a los seis años andábamos en colectivo, y a esa edad iba a inglés en bicicleta.

Noticias: ¿Y era pizpireta?

Oliván: No, callada, mas bien. Tímida. Tenía un mundo interior muy mío, tanto que cuando iba al jardín no jugaba con nadie porque quería cantar en un rincón, y me sacaban cagando (risas).

Noticias: ¿Usted quería ser princesa?

Oliván: Nooo, no, para nada. Estaba muy en mi mundo, con las letras de los tangos que me cantaba mi papá. Además me contaba las historias de los tangos, la historia de Alfonsina Storni frente al acantilado, en Mar del Plata. Y a veces íbamos a la Isla Maciel a conocer como era la vida de la gente que vivía peor que nosotros.

Noticias: Perdón pero, ¿su padre era peronista?

Oliván: ¡Sí! ¡Peronista hasta la médula! Y además era muy histriónico. Hubiera querido ser periodista. Por eso, cuando tenía veinte años y trabajaba en el frigorífico de Monte Grande, como mi abuelo y como mi tía, mi papá se había inventado un carnet de periodista. Tenía su foto y todo. Entonces iba en el colectivo chapeando con ese carnet y con “El Aleph” bajo el brazo. Se quería hacer el intelectual. Igual, leía bastante y amaba la psicología. Como yo, que durante muchos años también pensé que iba a ser psicóloga. Me acuerdo que a los 14 años leí un libro así de grueso que se llamaba “Los fuertes y los débiles”. Y me quemó la cabeza.

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Noticias: ¿Usted para cuál de los dos sentía que formaba: para los fuertes o para los débiles?

Oliván: Lo que a mí me quedó de eso es que ser fuerte o débil no tiene que ver con la apariencia. Igual, como me mandaban de chica a hacer trámites, a comprar mercadería y cosas así, mi papá me enseñó a defenderme en la calle. Entonces, no sé, si alguno me tocaba él me decía que yo lo tenía que mirar y decirle: “Señor, ¿qué le pasa?”. Y yo eso lo hacía en el Roca y la gente se cagaba de risa, porque era muy chiquita pero brava. Mi papá, cuando yo corría, alentaba a ir más rápido. “¡Brava, Julita, brava, brava!”, me decía. Me cebaba para hacerme sentir que yo era muy… brava. Y cuando al final del día cerraba el negocio, ponía sus tangos y me contaba la historia de la gente que era pobre y le faltaba siempre un cobre para comprar el pan. A esa gente, en sus historias, la vida le daba la chance de progresar.

Noticias: Claro. Por eso estudió periodismo…

Oliván: (risas) No, en realidad mamá quería que yo estudiara contabilidad y cuando me anoté en comunicación, me hizo la guerra. Pero mi viejo no y a los 16 me regaló un grabador. Cuando después me puse seriamente a pensar qué quería hacer, me di cuenta de que lo que no quería era algo que fuera todos los días igual. Y por eso lo del periodismo.

Noticias: Hablando del asunto, ¿qué opina de la Ley de Medios?

Oliván: Me entusiasmó mucho al principio, porque esa ley tiene las bases en las discusiones más picantes que teníamos en la universidad. Pensé que al fin alguien tenía el coraje de discutir el poder que no pasa por la Rosada. Pero, a cuatro años de la sanción, me siento decepcionada. Con la batalla judicial que todavía se avecina los grandes grupos mediáticos no van a tener menos poder, sino que van a reagruparse. Lo positivo es que los periodistas empezamos a sincerarnos, ya no somos intocables. Pero tampoco somos lo que ellos quieren que seamos: militantes o traidores. Y además, la pelea contra el Grupo Clarín no logró traducirse en una distribución más equitativa del derecho a opinar. Ganaron espacio medios que no lee nadie, pero dejan contentos a algunos en el gabinete que le dan más valor a lo que se escribe que a lo que se hace. Una locura.

Noticias: ¿Sigue peleada con Lanata?

Oliván: Yo soy una contradicción en mí misma, así que un poco lo quiero y también estoy dolida porque con lo de “6,7,8” puso en duda mi honorabilidad. Dio a entender que yo estaba ahí porque ganaba mucha plata. Cuando Diego Gvirtz me llamó para conducir “678”, me habló de un programa de análisis sobre los medios y la realidad. Pero de a poco mutó en otra cosa y por eso me fui. Jorge me conoce, sabe cómo soy. Y, además, si tenés pelotas andá a pelearte con el poder real. No conmigo.

Noticias: ¿Le molestó que dijera que usted no había terminado la secundaria?

Oliván: ¡Si él es el que no terminó el colegio! Yo sí. Y de Comunicación debo solo dos materias, que de hecho no rendí porque –mirándolo a él en mis inicios– pensaba: “¿Para qué voy a rendir Semiología si él no lo hizo y es Lanata?”. Después me arrepentí, pero ya está.

Noticias: ¿Alguna vez lloró en cámara?

Oliván: No. Siempre me pareció hipócrita hacer eso. Pero antes y después, seguro. Recuerdo un día que volvía de un refugio de mujeres golpeadas en Rosario. La gente me venía a saludar en el aeropuerto y yo no podía parar de llorar. Esa semana había estado en un manicomio, después haciendo una nota sobre niños con cáncer y al final, eso. Fue una nota que me dio tanto, tanto dolor, que hasta presenté un proyecto para hacer un barrio para mujeres golpeadas, con un proyecto de autoconstrucción. Pero no me dieron bola. Igual, siempre me pareció algo hipócrita eso de ir y mostrar una historia que, en definitiva, no podés resolver.

Noticias: Analizando su carrera, ¿cómo se entiende lo de columnista de “Intratables”?

Oliván: A mí me gusta, porque el desafío es poder aportar algo al debate sobre cualquier cosa. Y como se armó un equipo copado hay opiniones y argumentos para todos los gustos. Me gusta escuchar todas las voces y modificar mis opiniones, llegado el caso.

Noticias: ¿No se enoja si en Twitter le dicen “panqueque”?

Oliván: No, porque la gente que dice eso no me escucha ni sabe quién soy. Tampoco les creo cuando me dicen que soy una genia. Lo que hay que hacer con la fama es eso: no creérsela nunca. Yo siempre me concentré en que no me quitaran el alma. Esto es bíblico: hay un versículo que dice que cuides tu corazón más que nada en el mundo, porque de él mana la vida. Yo estoy convencida de eso, y hay cosas en el manejo de los medios de las que, directamente, prefiero ni enterarme. Las transas y los manejos oscuros te nublan el corazón. Y yo prefiero abstraerme de esa realidad, en lugar de tratar de meterme en ese juego que no es el mío.

Noticias: Pregunta berreta, pero inevitable: ¿qué hace una chica como usted sin marido, nenitos y perro?

Oliván: Casarme no me caso ni loca. Me da fobia, miedo o como lo quieras llamar. Yo siempre jorobo diciendo que soy “una gaviota libre”. Y los hijos me parece que son algo tan sagrado y milagroso que no pueden ser un objetivo en la vida. Un hijo te pasa o no te pasa. Y yo en los afectos no me trazo objetivos. Solo intento que sea todo real, sincero, sin ningún tipo de engaños. Como soy autosuficiente, solo espero de una pareja amor genuino. Y si tengo un hijo sería lo más.

Noticias: ¿Por qué me da que es de las que les ladran a los tipos?

Oliván: ¡Porque lo soy! (risas) Soy superdesconfiada antes de ponerme en pareja con alguien. Doy un poco de miedo, y adrede, porque quiero saber si la persona me quiere en serio. Yo pienso que si un hombre se escapa porque le muestro mi peor costado, es que no me quiere. Por eso soy totalmente honesta con mis defectos, virtudes, miedos y rollos. No me pongo camisones sexies para despistar. Yo uso pijama, remeras viejas, me cuesta muchísimo dormir y hago bastante ruido yendo y viniendo de una habitación a otra. A veces me pongo un buzo en pleno verano porque me da miedo tener frío, y uso plantilla térmica para las cervicales. No careteo lo que soy en la intimidad. El amor es tenaz. Si no, no es nada.

por Fernanda Sandez

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