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CULTURA | 29-02-2016 20:02

Cine argentino: el desafío del INCAA

Para financiar más films nacionales hay que exhibir tanques extranjeros. ¿Logrará la nueva gestión del INCAA evitar esta paradoja?

Durante 2015, se estrenaron aproximadamente unos 150 films nacionales. Sólo una decena superó los 100.000 espectadores, aunque el hecho de que “Abzurdah” se acercara al millón y “El Clan” superara los 2,5 millones hizo que la porción de mercado para el cine argentino permaneciese alta. Se sabe: los grandes éxitos de taquilla son siempre excepciones, apuestas al azar, y no pueden tenerse por norma. La cinematografía argentina es casi invisible, y esto es parte de una política.

El 18 de febrero, el periodista José Crettaz, de La Nación, publicó una nota donde pasaba revista a varias de las causas que involucran el manejo de los fondos del INCAA (Instituto de Cine y Artes Audiovisuales), desde la gestión de Jorge Coscia. Muchas de esas causas involucran al menos tres administraciones bajo el kirchnerismo (la del mismo Coscia; la de su sucesor, Jorge Álvarez, y la de Liliana Mazure, a cargo del Instituto hasta que fue elegida diputada nacional y cedió el lugar a Lucrecia Cardoso) y están frenadas o corren serio riesgo de ser archivadas.

Los considerandos de la resolución 4/16 de la Auditoría General de la Nación, que analizó los números de la gestión del INCAA entre agosto de 2008 y agosto de 2015, señalaban que el manejo del dinero del instituto fue discrecional y, por lo menos, desprolijo. La resolución está acompañada por un informe contable lapidario que debería alcanzar para mover las causas. Y esto es sólo lo que corresponde al período Mazure, pero las auditorías de los períodos anteriores son similares y las taras, las mismas.

En Argentina el dinero del Fondo de Fomento que maneja el INCAA (Instituto de Cine y Artes Audiovisuales) y que financia las películas, proviene en su mayoría de las entradas vendidas. De cada ticket, el 10 por ciento se utiliza para la producción nacional. Para que ese fondo sea grande, se debe vender muchas entradas, y es por ello que los tanques de Hollywood ocupan la mayoría de las pantallas. Esto tiene una contrapartida negativa: quita espacio para la difusión competitiva de las 150 películas argentinas.

El productor Alejandro Cacetta, nuevo presidente del INCAA, enfrenta un desafío complejo: volver eficiente el Instituto y sobre todo transparente, poner las cuentas en orden y abrir la discusión sobre la Ley de Fomento. Hoy todo film argentino tiene derecho a subsidio de acuerdo con cierta categorización, no determinada por el poder económico de sus productores. En la industria, incluso algunos productores grandes creen que este sistema es inequitativo y que quizás valdría más un sistema de exenciones impositivas para las empresas grandes.

Otro problema que deberá enfrentar será la implementación de un plan estratégico, cuya discusión derivará en cuántas películas se deben realizar al año, tema tabú por varios motivos: Inflando la producción, el kirchnerismo logró generar muchas fuentes de trabajo. Tocar eso es generar una reacción muy fuerte por parte de artistas y productores. Además, la pelea de fondo es si el INCAA debe financiar films con potencial comercial o películas de riesgo.

Durante estos quince años, la Argentina tuvo grandes éxitos de público, varias nominaciones al Oscar e incluso ganó uno en 2010 con “El secreto de sus ojos”. Eso ha tapado los problemas, que exceden la potencial corrupción y discrecionalidad de un fondo de fomento millonario (se calcula cercano a los 350 millones de pesos en 2015) y que van al corazón mismo del asunto: cómo es o debería ser el cine argentino. Un cine que, dejando terreno sólo al tanque o cediendo a la tentación de la propaganda partidaria, se perdió de ofrecerle variedad al espectador y acercarlo a sus productos. Lo que viene puede ser el inicio de una discusión o el mantenimiento de un statu quo donde, como hoy, lo menos visible sean las películas.

por Leonardo D’Espósito

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