“¿Quién es el gordito de anteojos?”, preguntó la ministra de Seguridad, Nilda Garré, en una de las febriles reuniones que sostuvo esta mañana para intentar terminar con la inédita protesta de gendarmes por sus salarios. El reclamo, iniciado el martes 2 por los suboficiales prefectos a partir de la aplicación de un decreto que implicó recortes de entre el 30 y el 70% en los haberes, se amplió luego a un sueldo básico de 7.000 pesos, el blanqueo de los adicionales y al compromiso de que no se produzcan represalias sobre el personal que participa de la protesta.
El “gordito de anteojos” es parte de la nueva generación de gendarmes que tiene menos de 40 años y se siente muy lejos del pasado golpista de las fuerzas de seguridad. Nació en Tucumán hace 33 años y vivió su niñez y juventud en la ciudad de Famaillá. Es gendarme -el escalón más bajo de la fuerza- desde hace cinco años y trabaja en el Edificio Centinela de asistente administrativo en el área de Sanidad. Soltero, estudió para sacerdote y fue seminarista durante 8 años. En diciembre pasado, tras haber oficiado durante el 2011 como capellán de Gendarmería en Puerto Iguazú donde prestaba servicio, decidió dejar los hábitos.
Gracias a un amparo judicial que presentó -al igual que más de la mitad de sus camaradas en la fuerza-, cobra 3.800 pesos por mes. Sin esa medida judicial, su sueldo no llegaría a los 2.700 pesos.
En pie y sin dormir desde hace más de 24 horas, todavía no tuvo tiempo para ir hasta un cajero para ver si le aplicaron o no algún descuento. Pese a la promesa del Gobierno de que les iban a depositar la misma suma que el mes anterior, hubo varios gendarmes que se encontraron con menos dinero del esperado.
El fervor de la protesta no le hizo perder su tono calmo y una vocación dialoguista que lo erigieron como vocero de medio centenar de gendarmes que, hasta ahora, nunca tuvieron un par que les diera voz. Fue elegido oficialmente en ese rol por una comisión de seis suboficiales, gendarmes y retirados, creada para coordinar los reclamos con los suboficiales de Prefectura y actuar como interlocutora con el nuevo jefe de Gendarmería, Enrique Zach, y el Ministerio de Seguridad.
Su estilo mesurado, pero vehemente, le confirmó una representatividad entre la tropa reunida en las escalinatas del Edificio Centinela en Retiro que no imaginó. Consciente de su rol, escucha paciente a todos los que se le acercan aunque el cansancio lo haga decir que “el disco rígido” ya casi no le funciona.
NOTICIAS: ¿Tiene miedo de represalias por haberse convertido en el vocero del reclamo?
Raúl Maza: Al principio sí. Ahora, ya estoy jugado. Si me quieren cortar la cabeza, saben mi nombre y mi apellido. A esta altura, que sea lo que Dios quiera. Si sucede, me voy a defender.
NOTICIAS: ¿Qué le responde a quienes dicen que esta protesta puede ser utilizada para desestabilizar al gobierno?
Maza: Puede ser que quizás nos quieran usar. Hemos recibido varios ofrecimientos de políticos que llamaron y querían acercarse. Nosotros no vamos a politizar este reclamo porque estamos exigiendo un derecho que nos corresponde: un sueldo que nos permita vivir dignamente. Hoy, una gran cantidad de camaradas no pueden.
NOTICIAS: ¿Y a quienes los acusan de golpistas?
No buscamos desestabilizar a nadie. Amamos la democracia y la queremos cuidar. Además, no conocen mi historia... Mi papá estuvo injustamente preso cuatro años en Tucumán durante la dictadura y mi hermano, siete. Y la hermana de mi mamá, sus dos hijos y su esposo están desaparecidos.
NOTICIAS: ¿A quién votó en la última elección?
Maza: No pude hacerlo porque como me habían dado justo el pase de zona, no estaba en el padrón.
NOTICIAS: ¿Tiene militancia política?
Maza: Estando en la fuerza, no podemos tener militancia, pero en mi juventud simpaticé con el radicalismo.
NOTICIAS: ¿Qué opinión tiene de cómo está manejando el Gobierno el conflicto?
Maza: Hay una actitud del secretario (Sergio) Berni de querer una solución. Y el nuevo jefe de Gendarmería, Enrique Zach, hasta ahora ha demostrado buena predisposición y nos ha dado su apoyo. Además nos aseguró que no iban a sancionar a nadie.
NOTICIAS: ¿Teme que pueda haberlas una vez desactivado el conflicto?
Maza: La Constitución está por arriba de cualquier Código Militar. Pedimos un salario digno. Estamos acá, y vamos a seguir, para reclamar pacíficamente con las mismas herramientas que la democracia nos da. El miedo se acabó y vivimos en democracia. Y la vamos a hacer respetar hasta con nuestra sangre si fuera necesario.
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