Monday 22 de December, 2025

SOCIEDAD | 15-08-2025 06:56

Alberto Cormillot: la fórmula para envejecer bien

Además de su actividad como médico, ahora se animó a hacer acrobacias en un circo. Alimentación, ejercicio y salud emocional, las claves de una generación silver

Nunca fue tan cierto eso de que los 80 son los nuevos 60. Es que una generación de adultos mayores está desafiando las leyes de la biología y del prejuicio social, manteniéndose activa, creativa, productiva y, sobre todo, inspiradora.

A los 86 años, Alberto Cormillot, uno de los médicos especializados en nutrición y obesidad más populares del mainstream, es un ejemplo de esta madurez de plata: sigue trabajando, dirigiendo su clínica, conduciendo su histórico programa de TV "Cuestión de peso", bailando tap y ahora se animó a una actividad impensada: hacer acrobacias en el Circo Servian. Además, cría a su hijo Emilio de apenas 3 años, junto a su esposa Estefanía Pasquini de 39 años. Lejos del retiro, su vida está marcada por la curiosidad, la disciplina y una vocación inquebrantable por transmitir hábitos saludables.

En tiempos donde la esperanza de vida crece, pero también lo hace la expectativa de su calidad, existen otras personalidades que desafían las leyes de la biología, como Mirtha Legrand, quien con sus 98 años continúa siendo la gran diva de la televisión argentina con sus emblemáticas y esperadas cenas. “Me cuesta un poquito”, reconoció hace poco, pero no baja los brazos y cada sábado luce un outfit de ensueño. Luis Brandoni, a los 85, fue distinguido como Personalidad Emérita de la Cultura de la Nación mientras filma su nueva película “Parque Lezama” y realiza funciones de "¿Quién es quién?" en el teatro Liceo; Eduardo Costantini fue padre a los 78 y transita con plenitud una nueva etapa familiar y profesional y Pacho O’Donnell hace una vida fitness entre libro y libro. Del otro lado del mundo, Robert De Niro tuvo su séptimo hijo a los 79, y Anthony Hopkins con 87 sigue actuando, publicando videos y bailando en redes sociales con una energía envidiable.

El fenómeno tiene explicación y se conforma por diferentes e imprescindibles tips. La medicina preventiva, la alimentación consciente, la actividad física regular, los avances en neurociencia y la reconstrucción diaria de un propósito han extendido no solo la vida, sino su intensidad. “Cuidarse no es una obsesión, es una acción como peinarse, afeitarse o ponerse los lentes para ver mejor”, dice Cormillot en una charla con NOTICIAS en la que repasa su filosofía de vida, su rutina diaria como un mantra y lo que aprendió sobre la longevidad después de haber vencido al cáncer tres veces.

Noticias: ¿Existe el secreto de la vitalidad?
Alberto Cormillot: No es un único secreto, son muchas situaciones en paralelo. En primer lugar, tener suerte. Después, tener acceso a una buena cobertura médica. Yo tuve cáncer tres veces y dos infecciones graves. Estuve al borde de la muerte. Pero creo que mi capacidad de recuperación tuvo mucho que ver con los hábitos que mantengo desde hace décadas, que son una buena alimentación, actividad física constante, sueño cuidado y controles médicos regulares.

Noticias: ¿Hace cuánto lleva este estilo de vida que pregona?
Cormillot: A los 30 empecé a jugar al tenis y lo hice durante 20 años. Cuando tuve que dejarlo por una lesión en el hombro, probé muchas cosas, gimnasio, bicicleta, correr. La verdad es que nada de eso me apasionaba pero igual lo hacía para mantenerme activo, hasta que descubrí el tap, después el swing y más tarde el tango. Recién a los 69 empecé a bailar, una vez que me liberé de los prejuicios.

Noticias: ¿Qué encontró en el tap?
Cormillot: Un desafío. Fue una charla que tuve con un profesional sobre las postergaciones. Actividades o sueños que tenemos todos pero no priorizamos. Le dije que me gustaría hacer zapateo americano y él me respondió algo tan simple como: “¿Y por qué no lo hacés?”. Eso me hizo pensar. Busqué un profesor y empecé. Era algo que me conectaba con mi infancia, con las películas de Fred Astaire, a quien admiraba desde chico.

Noticias: ¿Y qué sintió al cumplir su sueño de bailar?
Cormillot:
Placer y libertad. Me gusta aprender y desafiarme constantemente. Bailar requiere ritmo, memoria y agilidad. En mi cumpleaños número 69 hice mi primer número de tap, y después cada año hice algo distinto. A los 80 bailé en el Teatro Astral. Hoy hago circo. No por un beneficio físico específico, lo hago porque me gusta.

Noticias: ¿La actividad física es vital a cualquier edad?
Cormillot:
Totalmente. Siempre que el cuerpo lo permita. Y no hay que dejarse frenar por el “qué dirán”. Yo empecé a trabajar en televisión cuando era mal visto que un médico saliera en los medios. Me llevó treinta años ganarme el respeto. Pero yo sabía que hacía las cosas bien.

Noticias: ¿Por qué menciona lo de no dejarse llevar por el “qué dirán”?
Cormillot:
Porque te anula y te deprime. El “qué dirán” hace que una persona no use un bastón, un andador o un audífono. Entonces termina cayéndose o aislándose. Lo que hay que entender es que los dispositivos no son una señal de debilidad, sino herramientas para vivir mejor. Quedarte en tu casa sin salir cuando lo podés hacer con andador es un signo de fortaleza. Es admirable. Yo uso audífonos y no me molesta decirlo. Si no los usara, no escucharía bien y no podría comunicarme. Lo mismo pasa con la vista y con los dientes. Hay que hacer lo que nos mejora la vida, sin vergüenza.

Noticias: ¿Qué tipo de ejercicio físico recomienda?
Cormillot:
Aeróbico, fuerza, equilibrio y coordinación. El músculo es un gran antiinflamatorio. Mientras que la grasa genera sustancias inflamatorias, el músculo libera mioquinas, que protegen el cerebro, el corazón y las células. La actividad física debe ser regular. Si tenés dolor de rodilla, fortalecé los músculos. No pares.

Noticias: ¿Qué rol juegan los productos antiinflamatorios y las estatinas en la longevidad?
Cormillot:
Un rol enorme. Las estatinas, que son medicamentos para el colesterol, también tienen propiedades antiinflamatorias. Y se ha demostrado que la inflamación crónica es una de las principales causas del envejecimiento. Además de los fármacos, el ejercicio y una buena alimentación también son antiinflamatorios naturales. Por eso digo que no hay una única cosa: es el conjunto.

Noticias: ¿Qué sería una alimentación saludable?
Cormillot:
Mi alimentación es mediterránea. Como frutas, verduras, semillas, legumbres, pescado. Evito alimentos ultraprocesados, utilizo muy poca sal, evito el azúcar y el alcohol. Yo a las cinco de la mañana desayuno un huevo, una tostada con queso blanco y dulce de leche, medio vaso de jugo de naranja y un batido con leche probiótica. Salgo para la radio y a las 7:30 me tomo un yogur. A las 10:30, una ensalada de frutas con nueces y queso. A las 14:30, meriendo té verde con leche, una tostada y a veces medio huevo. A la noche, ceno verduras y alguna proteína. Es una rutina que me gusta y se adapta a mi día que empieza muy temprano. Yo recomiendo acostarse temprano, tipo diez de la noche. Lo ideal es cuidar el sueño y respetarlo, entre 6 y 7 horas por día. El descanso es tan importante como la comida o el ejercicio.

Noticias: ¿Y cómo responde a quienes dicen que pesarse todos los días o hacerse chequeos es una obsesión?
Cormillot:
Les digo que no es obsesión, es cuidado personal. Es como afeitarse, peinarse, ir a la peluquería. Son rutinas que forman parte del mantenimiento de uno mismo. Si uno se afeita o se lava los dientes todos los días, ¿por qué no se va a cuidar también por dentro? Hacerse chequeos, pesarse, mirar cómo está uno, no es estar enfermo. Es querer estar bien.

Vitalidad científica. La medicina comenzó a confirmar lo que ciertos protagonistas ya venían demostrando con su propio cuerpo: la longevidad no es solo un asunto de genética, sino una construcción diaria. Según un informe del sitio WebMD, hasta un 70 por ciento de la esperanza de vida está determinada por el estilo de vida, mientras que solo el 30 por ciento restante depende de la herencia genética. Envejecer, entonces, es cada vez menos una condena biológica y más una elección cultural, conductual y emocional.

Uno de los factores más estudiados por la medicina preventiva es la alimentación. Lejos de las dietas restrictivas o de moda, lo que promueve la longevidad es una nutrición basada en alimentos reales y frescos. Las dietas con predominio vegetal, con alto contenido de frutas, semillas, legumbres, granos enteros y pescados ricos en omega 3, como las de estilo mediterráneo, se vinculan a un menor riesgo de enfermedades crónicas, mejor función cerebral y menor deterioro celular. Eliminar los ultraprocesados, reducir el azúcar, la sal y el alcohol no solo extiende la vida, también la vuelve más liviana.

Hacerse chequeos médicos regulares, pesarse, medir los niveles de glucosa, colesterol, presión arterial o función tiroidea tampoco es una obsesión, sino una forma de autocuidado. Detectar a tiempo enfermedades silenciosas como la hipertensión, la diabetes o ciertos tipos de cáncer, puede marcar la diferencia entre una vejez prolongada y una vivida con plenitud.

El sueño, muchas veces subestimado, se revela como una herramienta fundamental para preservar la salud. Dormir entre seis y ocho horas por noche permite consolidar la memoria, reparar los tejidos, regular el sistema inmune y equilibrar las emociones. La privación de sueño, por el contrario, acelera el envejecimiento y deteriora funciones básicas del organismo. El descanso no es tiempo perdido, es inversión vital.

La estimulación intelectual completa este mapa de la vitalidad. El cerebro, como cualquier músculo, necesita desafíos para mantenerse en forma. Leer, estudiar, aprender idiomas, tocar instrumentos o incluso jugar, son formas de activar las redes neuronales.

El movimiento es otro pilar esencial. La actividad física regular mejora la circulación, conserva la masa muscular y equilibra hormonas. Pero además tiene un efecto directo sobre la salud mental y el estado anímico. Se recomienda un mínimo de 150 minutos semanales de ejercicio moderado, pero más allá del número, lo importante es encontrar una actividad que genere placer. En el caso de Cormillot, el tap, el tango y las acrobacias son parte de su entrenamiento, pero también de su alegría. Hacer ejercicio no solo es una forma de mantenerse activo, sino de permanecer vinculado al deseo.

“Seguir viviendo la vida es un desafío de época” comenta Alejandro Luis Bègue, médico especialista en Psicogeriatría. Y desarrolla: “Llegar a los 80, 90 y 100 años de forma vital es algo que se está escribiendo en un mundo nuevo, pero sin secretos sino con certezas: la actividad física y la nutrición son fundamentales, pero a fines de la calidad de vida, también sigue siendo importante que los vínculos sentimentales y familiares sean lo más sanos posibles. La vida afectiva de las personas en vital”.

Este aspecto es uno de los pilares más débiles de la vida contemporánea. En un mundo que tiende al aislamiento, sobre todo en la vejez, la conexión con otros es un factor protector de primer orden. La revista médica británica The Lancet hace unos meses publicó un estudio reciente que explica que las personas mayores con relaciones sociales frecuentes y significativas tienen menos riesgo de depresión, enfermedades cardíacas y deterioro cognitivo. La soledad, por el contrario, termina siendo tan perjudicial como el tabaquismo, la obesidad o cualquier otro tipo de adicción. Sobre lo psicológico Bègue relata: “Otro punto fundamental es entender lo saludable como aquello que va hacia adelante, que genera proyectos, que genera intereses, intención de compartir. Generar vínculos, expandirlos. El deseo, la curiosidad y el movimiento son claves para una vejez saludable. La pasividad es la gran enemiga del envejecimiento. Y enfrentar las pérdidas o los duelos con nuevos proyectos es vital para no detener la cabeza ni dejarla suspendida en el tiempo”. Y concluye con un tema tabú, que tiene tantas aristas como modos de satisfacerlas, la sexualidad. “La sexualidad es fundamental para el ser humano. Y si bien puede cambiar de forma en algunos aspectos, continúa porque es inherente al ser humano. La sexualidad muere con la vida humana. O sea, la sexualidad va hasta el último de los días y es algo que ocupa la cabeza de toda persona y es saludable que así sea”.

Alberto Cormillot posa para NOTICIAS con un look más deportivo. Son las dos de la tarde y mientras progresa la charla, sabe que en 30 minutos necesita cortar para hacer un móvil con TN para hablar sobre su performance en el Circo Servian cual acróbata experimentado, y con el traje colgando en el perchero para luego irse a su programa de televisión “Cuestión de peso” por la señal de El Trece, continúa dando cátedra. Desde que se levanta a las cuatro de la mañana, su agenda es un tetris de actividades que enfrenta siempre con una sonrisa. El 31 de agosto cumple 87 años y lo va a festejar con una doble función de circo.  

Noticias: ¿Qué lugar ocupa la mente activa en su vitalidad?
Cormillot:
Un lugar fundamental. Sigo trabajando, leyendo, estudiando. Tengo mente de principiante porque siempre estoy aprendiendo algo nuevo. Para los que ya no ejercen su profesión, les recomiendo que busquen algo que los entusiasme, que se conecten con otras personas, que tomen cursos, que aprendan.

Noticias: Hace cuatro años nació su hijo Emilio. ¿Fue un volver a empezar?
Cormillot:
Absolutamente. Su llegada al mundo, al mundo de mi mujer y mío me enseñó la autorregulación emocional. Volví a jugar, a reírme. No me gustaban mucho los chicos antes, debo reconocerlo, pero aprendí. Hoy disfruto de todo, de sus amiguitos, de sus padres, de sus juegos. Y me mantiene curioso, atento, vivo.

Noticias: ¿Cómo surgió su participación en el circo?
Cormillot:
Fui como espectador con mi mujer. Me cambiaron de asiento, me presentaron al equipo. Yo les conté que hacía acrobacias, les mostré un video. Al día siguiente me llamaron y me invitaron a hacer una función. Que era lo que quería, por eso les mostré el video. Y así empezó. No fue casualidad, lo busqué. Ahora tengo un par de funciones más.

Noticias: ¿Qué les diría a los que piensan que es un riesgo hacer esas actividades?
Cormillot:
Que el secreto es no decirte que no antes de que el cuerpo te diga que no. Cuando llegue el momento de parar, lo haré. Pero mientras tanto, sigo. No hay edad para hacer lo que te gusta. Si no supiera cuántos años tengo, diría que tengo 50 o 60. Aunque cuando me miro al espejo, veo un señor grande, claro. No soy necio. Pero también reconozco que hago más cosas ahora que a los 50.

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