Una intensa ola de calor y la falta de lluvias volvieron a encender las alarmas en la Patagonia argentina. En las últimas horas, un incendio forestal de gran magnitud se desató en la zona de Junín de los Andes, en la provincia de Neuquén, y en pocas horas arrasó con más de 400 hectáreas de pastizales y vegetación nativa.
El foco ígneo se inició en un área rural cercana a la estancia Chacayal y se propagó rápidamente debido a las altas temperaturas, los fuertes vientos y la baja humedad ambiental. Las condiciones climáticas adversas complicaron las tareas de combate del fuego y obligaron a desplegar un operativo de emergencia con brigadistas, bomberos voluntarios y personal especializado del Servicio Provincial de Manejo del Fuego.
Durante las horas más críticas, el incendio estuvo fuera de control y generó preocupación entre los pobladores de zonas cercanas, aunque no se registraron viviendas afectadas. Aviones hidrantes y helicópteros trabajaron de manera intensa para frenar el avance de las llamas y proteger áreas sensibles.
Con el correr del día, las autoridades informaron que el incendio logró ser contenido gracias al esfuerzo coordinado de los equipos en terreno y al descenso de la intensidad del viento. Sin embargo, los brigadistas continúan realizando tareas de enfriamiento y vigilancia para evitar posibles rebrotes.
El episodio vuelve a poner en evidencia la vulnerabilidad de la Patagonia frente a los incendios forestales durante el verano. La combinación de sequía prolongada, calor extremo y vegetación seca configura un escenario de alto riesgo, que se repite año tras año y exige extremar las medidas de prevención.
Desde los organismos provinciales reiteraron el pedido a la población para evitar cualquier tipo de quema, no encender fogatas en zonas rurales o de montaña y dar aviso inmediato ante la presencia de humo o fuego. La temporada recién comienza y las condiciones climáticas anticipan semanas complejas para el sur del país.














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