La muerte de Silvina Luna volvió a poner el foco los productos quirúrgicos "más baratos", mal utilizados e ilegales que se aplican en distintas operaciones. El escándalo que circunda a Aníbal Lotocki y el metacrilato.
"No tengo idea qué me puso. Aparentemente es un metacrilato que lo hacía de forma casera, mezclado con un polímero", contó en su momento la modelo Pamela Sosa a NOTICIAS. Esta sustancia le habría provocado unos diez granulomas en su cuerpo, y su diabetes, como consecuencia de una cirugía estética en los glúteos a cargo de su ex pareja, el polémico cirujano Aníbal Lotocki, al cual hoy denuncia.
Sosa es otra de las tantas famosas operadas por Lotocki que apunta contra el metacrilato y otros "rellenos truchos" como los posibles elementos que ocasionaron estragos en su salud. El metacrilato, en su versión para medicina estética, es caro. Los expertos, entonces denunciaban que en la Argentina existía un mercado paralelo, con una oferta mucho más económica y letal: metacrilato industrial, silicona líquida y hasta cemento quirúrgico. Una medicina estética clase B.
El polimetilmetacrilato (PMMA o Metacrilato a secas) es un compuesto acrílico con una amplitud de usos que va desde la estética hasta la odontología. Sin embargo, en su forma líquida, su utilización en el cuerpo humano se encuentra limitado a las arrugas frontales, contorno facial, dorso y punta de nariz, aumento peneano y de labios vaginales, y poceado celulítico.
Sosa tenía 1,800 kilogramos de materia extraña. Un peso que, tal como indica su hoy cirujana plástica Mónica Milito equivaldría aproximadamente a unas 40 cajas de metacrilato. Es decir, si Lotocki hubiera rellenado los glúteos de su ex con este material, habría gastado unos 16.000 dólares. “No se estaba usando el metacrilato aprobado. Sabemos que hay profesionales que utilizan productos no autorizados en grandes volúmenes”, explicó Milito.
Mercado paralelo
Existe una medicina estética clase B, la que trabaja con productos más baratos, mal utilizados, e incluso, prohibidos para la medicina. La mayoría de ellos se importa de países como Brasil y Ecuador, y se puede comprar a través de algunas páginas web. Como el caso de “Dr. Glúteos”, una silicona líquida de verdadero uso industrial cuyo medio litro se podía conseguir a 200 dólares, hasta que la página fue dada de baja hace unos meses.
“También se utilizan productos legales pero para otros fines, como el “Subiton”, un cemento quirúrgico utilizado para la vertebroplastía, el precio es de 800 pesos los 50 centímetros cúbicos”, detalló Adriana Ponti.
Un tercer elemento mal empleado sería el metacrilato odontológico, que debido al tamaño de sus microparticulas, no puede ser absorbido por las células del sistema inmune que se encargan de “limpiar” el material extraño en el cuerpo, cuando se inyecta el material. De esta forma, se producen las distintas alteraciones en el cuerpo, que van desde una simple inflamación e infección, pasando por la hipercalcemia, enfermedades autoinmunes como la diabetes y el lupus, hasta la misma muerte.
En la Argentina, las hermanas Xipolitakis también denunciaron hace unos años que Lotocki utilizó otro material al operarlas, y en una biopsia, a Stefy le encontraron “Subiton”, tal como cuenta un allegado. Gabriela Trenchi, también es otra víctima de Lotocki: “Sospechamos que no es metacrilato. Estamos en pleno proceso para tener certeza”, relata su abogado Mariano Lizardo, el mismo que logró la condena contra Aníbal Lotocki que hoy sería revisada tras la muerte de Silvina Luna.
por R.N.
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