Pamela David está en proceso de transformación. Después de dejar su carrera como modelo y vedette, la esposa de Daniel Vila se perfilaba para ser una de las conductora fuertes de la emisora. Desde 2011 a 2017 estuvo al frente de “Desayuno americano” y en 2016 sumó el ciclo “Pamela a la tarde”. Se puso a estudiar periodismo e idiomas y tomó clases de oratoria. Con el paso de los años, sus programas se fueron alejando del entretenimiento liviano y se convirtieron en un magazine de actualidad, donde ella tenía la voz cantante en entrevistas a funcionarios y empresarios de primera línea. Sin embargo, una vez más, decidió que era hora de pegar el volantazo y en este 2020 se alejó por completo de la pantalla chica. Instalada en Mendoza, acaba de comenzar a trabajar en el asesoramiento de medios locales y dedica toda su energía a un ciclo de reportajes que hace en su cuenta de Instagram. Distanciada de la rosca y del griterío televisivo, Pamela cuenta que su objetivo hoy es crear un espacio que sea de servicio.
“Estoy haciendo una cosa totalmente diferente. Por ahora no hay algo que me entusiasme en televisión. Es un 2020 diferente. América es un canal informativo que va en vivo. Entonces, eso hace que esté pendiente de la pandemia y de la coyuntura. Y, la verdad, no entro en este momento ahí. A lo mejor, cuando todo se acomode y esté el nuevo mundo que nos espera, vuelva a la pantalla. Estaría encantada pero si se puede trabajar en la temática que yo quiero comunicar”, dice en diálogo con NOTICIAS.
La temática que ahora le interesa está lejos de la primicia y la noticia caliente. En “PamLive”, el nombre con el que bautizó a sus entrevistas en vivo por las redes, elige conversar con personajes que pueden estar fuera de la agenda: psicólogos, referentes espirituales o especialistas en terapias alternativas. No es casual: en mayo de 2019 murió el hijo de 4 años de una empleada que trabajaba con su familia. La pérdida afectó a la conductora, quien a partir de ese momento -cuenta- comenzó con una búsqueda espiritual que la llevó a concluir que quería otro tipo de vida. “Fue un sacudón. Y te das cuenta de que estás a mil, que no tenés tiempo ni para tomar un café con una amiga, que somos finitos y que tenemos que disfrutar la vida, hacer lo que nos hace felices. Y cuando conectás con eso que te hace feliz, no hay vuelta atrás”, agrega.
Tranquilidad. Pamela realiza un mínimo de dos vivos por semana. En marzo estaba a punto de comenzar a transmitir algunos de sus reportajes desde los estudios de Infobae, pero llegó la pandemia y el proyecto se frustró. Se instaló en Mendoza junto a su esposo, el presidente del Grupo América, Daniel Vila, y sus dos hijos. Desde allí, genera el contenido: algunos videos son exclusivos para sus redes y los martes hace uno especial para el sitio de Daniel Hadad.
Cómo emprender, claves para mejorar la autoestima, sexualidad, constelaciones familiares, educación en cuarentena, numerología o gemoterapia son algunos de los temas que trató en las últimas semanas. Lo suyo, aclara, no tiene que ver con ningún tipo de revelación religiosa, aunque sí con una búsqueda interior. En el medio, además, publica videos de la intimidad de su casa: recetas que prepara con Vila, juegos con sus hijos o tutoriales de tejido. Según la conductora, hay una necesidad de dar otro tipo de mensajes. “Hace poco lo hablábamos con Facundo Manes en un vivo. Si la gente solo ve malas noticias, tiene altas posibilidades de enfermarse. Se puede comunicar otra cosa también”, afirma.
La nueva Pamela 2020 poco tiene que ver con lo que se ve en el canal que maneja su marido. Por eso, dice que no tiene la “necesidad inmediata de volver a la tele si no hay un para qué”. Sin embargo, no reniega del formato: “No hay un medio tan potente a la hora de comunicar como la televisión. Hace unos años ya se empezaba a hablar de estas nuevas plataformas, pero no hay nada que te acompañe, que ingrese a tu hogar, te informe y te entretenga como la televisión. No hay nada que se le acerque. Hoy no estoy pensando en volver porque sino ya hubiese hecho una propuesta. Por ahora estoy feliz, estoy aprendiendo y ya llegará”, cuenta.
De todas formas, eso no significa que quiera quedar afuera de la TV para siempre. Por estos días evalúan con Vila la posibilidad de trasladarse unos días a Buenos Aires y ella quiere aprovechar la oportunidad. “Lo quiero mucho a Mariano Iúdica y me gustaría ir a la mesa de mujeres que hace. Me siento un perro verde porque tengo una mentalidad realmente positiva. Entiendo la realidad, no es que vivo en una burbuja. La vivo, la camino, la conozco más que nadie y nos tenemos que dar fuerzas entre todos porque estamos en el mismo barco”, apunta. Para ella, la grieta, los tironeos entre oficialismo y oposición y la construcción del otro como un enemigo, “no sirven de nada”.
Otro estilo. Pamela es cauta a la hora de hablar de sus colegas. A pesar de que cuenta que en algún momento se sintió identificada en la búsqueda espiritual y el recorrido de Viviana Canosa, no se ve representada en ninguna de las conductoras que hoy están en la pantalla.
El mundo de la televisión le sigue interesando. Hace tres semanas comenzó a colaborar con los medios de Mendoza. “Acá la televisión es diferente. Hay valores en la pantalla, hay respeto, está muy bien. Ayudo desde lo comercial, con pequeñas cositas, desde lo estético. Son cosas para sumar. La pantalla está muy sana, hay tiempos de escucha. Mi hermano empezó a mirar Canal 7 de Mendoza en YouTube, donde se transmite en vivo, y ahora dice que no quiere mirar otros”, cuenta la conductora.
Aunque David haya bajado el tono, evite los cruces y la confrontación, cuenta que no intenta modificar el estilo de América. “Jamás se me ocurriría aconsejarlo (a Vila), sí le pido consejos a él”, aclara.
A pesar de haberse corrido de los medios masivos, su rutina sigue siendo movida pero agradece poder atravesar la pandemia en Mendoza, donde la cuarentena es más flexible. “Me parece importante que la gente tenga la posibilidad de salir a caminar, a tomar un café. Le hace bien a tu cabeza, a tu estado de ánimo, a tus defensas”, dice.
Según la conductora, es necesario que el Gobierno revise cómo se está administrando el aislamiento pero, fiel a su nuevo estilo, sus críticas son medidas. “Es un año diferente en el mundo, pero la pobreza y la inseguridad preocupan. No creo que Macri nos haya endeudado diciendo ‘que los argentinos se jodan’. Lo hizo pensando que era lo mejor. Cuando empezó la pandemia, todos decíamos ‘¡Qué bien! Cómo nos cuida el Presidente’, pero ahora decimos basta. Necesitamos poder tener un escape, una salida laboral y que circule la economía”, agrega.
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