Una recreación moderna del mito griego de Ícaro. Como el hijo del arquitecto Dédalo, Jack Ma, creador del gigante chino del comercio electrónico Alibaba, quiso volar demasiado alto. O eso argumentan los periódicos chinos fieles al régimen.
Nacido en la pobreza, este ex profesor de inglés se convirtió en el hombre más rico de China gracias a su visión tecnológica hacia fines del siglo pasado, cuando fundó la empresa. Y hasta fue modelo del empresario exitoso en un país sin democracia pero “abierto” a los negocios.
Claro, hasta que se atrevió a desafiar al sistema: su última aparición fue en octubre, en un foro celebrado Shangai, en el que criticó a las autoridades del régimen chino.
Apriete
Si hasta entonces, y sobre todo en los últimos años, Ma había sentido una mayor presión estatal sobre sus empresas, sus declaraciones potenciaron una ofensiva del régimen presidido por Xi Jingpin.
En noviembre Shanghái suspendió la salida a la bolsa de Ant Group, el brazo de tecnología financiera de Alibaba. Y la fintech debió poner en pausa también su lanzamiento en la Bolsa de Hong Kong: la compañía aseguró en un comunicado que procedería a la devolución de los ingresos obtenidos en el proceso hasta el momento, un duro golpe financiero para Ma.
Y en diciembre, el gobierno chino volvió a cercar al empresario y abrió una investigación por comportamiento anti-competitivo: su patrimonio neto, valuado en 61.700 millones de dólares, perdió más us$ 11.000 millones desde fines de octubre, según Bloomberg.
Las intenciones del gobierno chino son claras: tratar de disminuir el gran peso que tiene Alibaba en el sector privado, ejerciendo un mayor control sobre la empresa. La oferta pública inicial por Ant Group era de unos 37.000 millones de dólares (unos 133.656 millones de dólares hongkoneses y 114.944 millones de yuanes), lo que inflaba el poderío de la empresa permitiéndole pisar aún más fuerte en la economía digital.
Revés
El Banco de Popular de China y otras autoridades supervisoras le bajaron el pulgar a Ant Group asegurando que no cumplía con los requisitos para debut en los mercados. Desde la empresa explicaron que se habían dado “cambios en el entorno regulatorio” para bloquearlos.
La valoración de la fintech hubiera alcanzado los 2,43 billones de dólares de Hong Kong (265.236 millones de euros), prácticamente el doble del valor estimado para la compañía en 2018 cuando cerró una ronda de financiación en la que participaron inversores institucionales como el fondo singapurense GIC, Warburg Pincus, Canada Pension Plan Investment Board, Silver Lake, Temasek, The Carlyle Group o Primavera Capital.
A ese cuadro se suma la investigación sobre Ma por "presunto comportamientos monopolísticos", como instar a vendedores a elegir una sola plataforma de ventas entre dos competidores. El Banco de la Gente de China, la Comisión Reguladora de Bancos y Seguros, la Comisión Reguladora de Seguridad, y la Administración Estatal de Intercambios con el Extranjero, explicaron a la agencia estatal china Xinhua, que mediaran con la empresa para que se ponga en caja.
Ma, que ya en 2019 al dejar su posición como CEO de Alibaba había argumentado que quería “morir en una playa y no en la oficina”, estaría dispuesto a ceder y buscar nuevos horizontes, entre ellos un desembarco europeo con nuevas filiales.
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