Australia, Estonia, Finlandia, Islandia, Nueva Zelanda, Mauricio y la isla de Granada son los únicos países que están bajo en niveles de contaminación de partículas en suspensión, según un informe de la organización IQAir a partir de los datos de treinta mil estaciones de medición en 134 países.
Estás siete naciones cumplen con los niveles de calidad del aire recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Del lado opuesto, Pakistán, con niveles de hasta 14 veces superiores a los estándares de las llamadas Partículas en Suspensión de Menos de 2,5 micras ( PM2,5), encabeza la lista de los países más contaminados del mundo, seguido de India, Tajikistán y Burkina Faso.
En el informe, también se destaca cómo la calidad del aire en las ciudades de la República Popular China se ha deteriorado notablemente por el repunte económico tras la pandemia. Según los registros, hubo un aumento del 6,5% de los niveles de PM2,5. Canadá figura también entre los países con menor calidad del aire por el impacto de los incendios que arrasaron 16,5 millones de hectáreas en el 2023 y cuyo efecto se sintió en decenas de ciudades en Estados Unidos.
Las partículas en suspensión tienen una gran capacidad de penetración en las vías respiratorias y sus altos niveles están relacionados con el aumento de afecciones pulmonares como la bronquitis, el asma y enfermedades cardiovasculares. “Desafortunadamente, las cosas están yendo hacia atrás”, declaró Dolphin Hammes, directora ejecutiva de IQAir al portal The Guardian Glory, y agregó: “La ciencia es muy clara sobre el impacto de la contaminación y nos estamos habituando a niveles que son muy altos y que afectan a la salud de la gente”.
Según las estadísticas, el tráfico vehicular, los motores de combustión diésel y la actividad industrial son los principales causantes de los altos niveles de partículas en su suspensión PM 2,5; el mayor indicador con respecto a contaminación urbana, junto al dióxido de nitrógeno.
La OMS considera a la contaminación ambiental como “el tabaco del siglo XXI”, responsable de hasta siete millones de muertes prematuras al año en todo el mundo y con especial incidencia en la población infantil. Se estima que más del 90% de los niños en todo el mundo respira un aire contaminado por encima de los niveles recomendados.
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