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MUNDO | 03-11-2020 10:32

Donald Trump a lo Macri: la estrategia de mandar a la gente a dormir

La enorme masa de votos por correo puede cambiar el resultado de la elección. Su recuento será largo y tardará días. Pero el presidente quiere cerrar del escrutinio a la medianoche.

"A dormir y empezar a trabajar mañana", fueron las palabras de Mauricio Macri tras la derrota en las PASO del 11 de agosto del año pasado. El ex presidente argentino cerraba así su discurso a las 22.10, cuando faltaban aun computarse buena parte de los votos. Una estrategia que podría adoptar Donald Trump hoy cuando empiecen a conocerse los resultados de las presidenciales estadounidenses, que pueden hasta ese punto serle favorables. 

Es que el resultado que arrojen los distintos estados puede no ser definitorio en base a la enorme masa de votantes que han anticipado su voto por correo y otras vías, casi 100 millones (representa el 72,3 por ciento de los que votaron en 2016), y cuyo recuento será largo, extendiéndose por varios días, pudiendo dilatar las cifras finales de la elección. Eso sin contar las acciones legales que Trump ha prometido trabar en varios estados, judicializando el proceso de revisión con el objetivo de impugnar zonas adversas para los republicanos. 

Por eso, si bien los pronósticos vaticinan la victoria de Joe Biden, ese resultado podría estar quizás cerrando la semana. Claro, todo cambia si el demócrata obtuviera los 270 compromisarios del Colegio Electoral que necesita rápidamente, sin necesidad de que se conocieran los resultados de todos los estados, en particular aquellos que están más reñidos, los llamados "estados bisagra". 

En ese escenario, a Trump no le quedaría otra opción que reconocer su derrota y llamar a Biden para felicitarlo, como han hecho durante la historia del país todos los perdedores antes de que el vencedor pregonara públicamente su victoria. Sin embargo, el perfil de Trump hace temer la ausencia de ese gesto democrático, pensándose incluso en una batalla legal que cuestione la legitimidad de los comicios. 

Por correo. Se presume que buena parte de los millones de estadounidenses que ya han depositado su voto por correo han apoyado a Biden. El problema de estos millones de votos radica en el hecho de que en muchos estados no se puede iniciar su escrutinio hasta la misma jornada electoral, y en otros el voto por correo se admite hasta varios días después.

Cabe la posibilidad entonces de que aunque en algunos estados, en las primeras horas el color que se muestre en los mapas de votación sea el rojo de los republicanos, pero se produzca un cambio al azul de los demócratas a medida que empiecen a computarse los votos por correo y por adelantado.

Igualmente, el resultado podría demorarse algunos días, lo cual, en caso de que ninguno de los dos candidatos haya obtenido la mayoría necesaria en el Colegio Electoral, dejaría en un limbo el resultado final. "La elección debería terminar el 3 de noviembre, no semanas después", escribía hace unos días en su Twitter Trump.

Precisamente, la posibilidad de resultados ajustados en algunos estados, como ocurrió en 2000 en Florida, y las declaraciones de Trump poniendo en tela de juicio el voto por correo y planteando un posible fraude, hacen temer que el republicano emprenda una batalla legal para impugnar el resultado que arrojen las urnas.

Disputas. Del comportamiento que tenga el presidente a partir de la noche electoral, del mensaje que lance a sus seguidores, también dependerá que se materialice o no otro peligro que planea sobre Estados Unidos en estas elecciones: la probabilidad real de un estallido de violencia política.

En estos cuatro años, Trump ha contribuido a potenciar la polarización, una grieta que parecía cerrada desde los años 1960. A la pandemia, con sus consiguientes restricciones y algunas protestas por quienes ponen en tela de juicio la peligrosidad del "virus chino" como lo ha bautizado Trump, se han sumado multitudinarias manifestaciones en todo el país en torno al movimiento Black Lives Matter.

Esto avivó la respuesta de grupos de extrema-derecha, e incluso milicias armadas, alentados en ocasiones por el propio presidente. Se teme que pueda haber casos de intimidación a votantes negros en varios estados, pero más aun, que de no estar claro el resultado, o no reconocer Trump su derrota, algunos de estos grupos puedan tomar las calles y desatar la violencia.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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