Thursday 9 de May, 2024

MUNDO | 12-11-2023 07:22

El patriarcado de Xi

Impulsa una vuelta de las mujeres al rol de amas de casa e impone un recorte de lideresas en el partido comunista.

Xi Jinping ocupó en la última semana el lugar central en la inauguración del Congreso Nacional de Mujeres de China. Y desde la cabecera de una gran mesa redonda, el líder de la nación sermoneó a las delegadas del partido: “Debemos fomentar activamente un nuevo tipo de cultura matrimonial y de tener hijos”, marcó en su discurso, añadiendo que era papel de las funcionarias del partido el de influir en las opiniones de las jóvenes, sobre “el amor, la fertilidad y la familia”. 

El Congreso que se celebra en el gigante asiático cada cinco años ha sido en las últimas décadas un foro para que el gobernante Partido Comunista demuestre su compromiso con las mujeres. Pero el poder político, que Xi ejerce con puño de hierro, muestra un retroceso marcado en términos de inclusión, desde que el líder tomó el control total del partido y sus resortes: por primera vez en dos décadas que no hay mujeres en el órgano ejecutivo de formulación de políticas.

Y lo notable es cómo los funcionarios de primer rango le restaron importancia a la igualdad de género en el propio Congreso Nacional de Mujeres, donde por el contrario se centraron en utilizar la reunión para presionar con el objetivo de Xi para las mujeres chinas: casarse y tener bebés. 

En el pasado, los funcionarios habían abordado el papel que desempeñan las mujeres tanto en el hogar como en la fuerza laboral. Pero la prédica actual Xi no mencionó a las mujeres en el trabajo. Y es que China está en vísperas de una crisis demográfica: su población se redujo por primera vez desde la década de 1960. Se ha estancado, y el partido necesita desesperadamente que las mujeres tengan más hijos. 
Y con una economía en desaceleración, el partido busca combatir lo que han definido como “un aumento obstinado del feminismo”, y empujar a las mujeres a regresar al hogar, para que críen a los jóvenes y cuiden a los mayores. Paradoja que Xi define como “el camino de China hacia la modernización”.

Políticas

El año pasado, mientras Xi Jinping y sus aliados concentraban el poder en un golpe interno que desplazó las disidencias en el partido, la líder femenina de más alto rango del partido también fue jubilada. La veterana política Sun Chunlan, viceprimera ministra que supervisaba las políticas de salud de China, fue recortada del Comité Central. Un jaque mate al feminismo en el partido político más grande del mundo (cuenta con 96 millones de miembros activos), donde las mujeres nunca han tenido mucho poder, y ahora tienen incluso menos.

Representan de hecho sólo el 5% del nuevo Comité Central del partido, de 205 miembros, mientras que el Comité Permanente de siete miembros -la cúspide del poder de China- sigue siendo un club exclusivamente masculino encabezado por Xi.
Sun, de 72 años, era la única mujer en el antiguo Politburó, el órgano ejecutivo de toma de decisiones del partido. Enviada a menudo a inspeccionar ciudades chinas afectadas por brotes de Covid-19 hasta 2022, se convirtió en la cara pública de cuarentena, lo que le llevó a ser apodada "Dama de Hierro". 

Pero figuras como Sun son una rareza en la política china, donde las redes de clientelismo masculino y el sexismo arraigado han bloqueado las carreras de candidatas prometedoras, dicen los expertos. Muy lejos de la promesa del antepasado del Partido Comunista, Mao Zedong, de que "las mujeres sostienen la mitad del cielo".

Alertas

“Las mujeres en China se han alarmado por esta tendencia y han estado contraatacando a lo largo de los años”, manifestó Yaqiu Wang, directora de investigación para Hong Kong, China y Taiwán de Freedom House, una organización sin fines de lucro con sede en Washington. “Muchas mujeres en China están empoderadas y unidas en su lucha contra las dos represiones en China: el gobierno autoritario y la sociedad patriarcal”.

En las redes sociales ya se silencian con intervención estatal, los debates sobre el acoso sexual, la violencia de género y la discriminación. Y el apoyo a las víctimas suele extinguirse. Feministas y defensores declarados de la igualdad de género han sido encarcelados. Y el movimiento chino del #MeToo, que floreció brevemente en 2018, ha sido relegado a la clandestinidad.

El lenguaje utilizado por altos funcionarios en el Congreso de Mujeres en Beijing es otra muestra la visión que busca imponer Xi, con un resurgimiento de lo que él considera “valores tradicionales”, recordando al giro extremo que oprime a las mujeres hoy en Irán o bajo el régimen talibán en Afganistán.  Así el congreso, alentó a las líderes femeninas a “contar buenas historias sobre las tradiciones familiares y guiar a las mujeres para que desempeñen su papel único en la promoción de las virtudes tradicionales de la nación china”.

“Esto contrasta marcadamente con lo ocurrido hace una década, cuando los altos funcionarios enfatizaron la importancia tanto de la igualdad como de la autorrealización de las mujeres”, opinó Hanzhang Liu, profesor de estudios políticos en Pitzer College que ha examinado los discursos de altos funcionarios durante las dos últimas décadas.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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