Grecia ha reforzado los controles fronterizos a lo largo de su frontera terrestre y marítima con Turquía, ante la expectativa de que una nueva ola de migrantes, desplazados por los terremotos que han devastado el sureste del país y el norte de Siria, se vuelquen hacia Europa a través de su territorio. Cientos de guardias fronterizos adicionales han comenzado a patrullar la frontera terrestre greco-turca en la región de Evros, mientras se intensificaban las medidas de contingencia para evitar los flujos esperados.
“El movimiento masivo de millones de personas no es la solución”, clamó el ministro de Migración de Grecia, Notis Mitarachi, quien enfatizó la necesidad de enviar ayuda a Turquía y Siria “antes de que esto suceda”. En tanto, el país reforzaba sus fronteras con patrullas, mayor infraestructura de vigilancia y vallas adicionales, y extendía un reclamo al resto de Europa por una mayor protección de las fronteras del continente.
Vallado
Grecia prevé que miles entre las personas que quedaron sin hogar por los terremotos del pasado 6 de febrero -un desastre que dejó más de 50.000 muertos- comiencen a dirigirse hacia Europa en primavera si no llega la ayuda humanitaria: en una conferencia europea sobre gestión de fronteras celebrada en Atenas, Mitarachi prometió que la ampliación de un controvertido muro -a lo Donald Trump- a lo largo de la frontera terrestre con Turquía, se llevará a cabo independientemente de si es financiado por la UE o no.
Hoy la barrera de 5 metros de altura se entiende a lo largo de 35 kilómetros, y duplicará su recorrido para fines del 2023. “La valla se extenderá a lo largo de todo el río Evros para que podamos proteger el continente europeo de los flujos ilegales”, subrayó el ministro. Una dura medida en respuesta a las pasadas migraciones provenientes de Siria tras el conflicto que ha desplazado a más de 20 millones de personas desde 2015, y unos 2 millones en la última medición anual.
Acompañando el endurecimiento de la postura del bloque hacia los refugiados, el gobierno griego de centroderecha adelantó que también adquirirá decenas de nuevos barcos de guardacostas para patrullar las islas del Egeo frente a la costa turca, para evitar la llegada de las decenas de balsas que intentan el cruce marítimo.
Políticas
Kyriakos Mitsotakis, el primer ministro griego cuyo mandato de cuatro años finaliza en julio de este año, ha sido notablemente más duro con la inmigración ilegal que su predecesor de izquierda, Alexis Tsipras. Su accionar incluyó desalojos forzosos y la deportación masiva de refugiados en las zonas fronterizas, disparando duras críticas en la UE, a las que él calificó como hipócritas: la agencia fronteriza de la UE, Frontex, también reforzó con patrullas el Egeo. Además, Bruselas asignó más dinero a Grecia que a cualquier otro estado miembro de la UE para manejar la inmigración, acorde a su rol de primera línea de defensa.
Y las enormemente costosas instalaciones de detención “cerradas y controladas” (que han sido comparadas por grupos de derechos humanos con prisiones) han reemplazado a los miserables campamentos en Samos, Leros y Kos. Y se espera que se abran nuevos centros similares para solicitantes de asilo en Lesbos y Chios durante este año.
Rechazando las acusaciones en su contra, Tsipras ha descrito sus políticas como "estrictas pero justas". Lo cierto es que un número cada vez mayor de refugiados está arriesgando la vida: al eludir las islas griegas, la alternativa para los refugiados que se lanzan al Mediterráneo son los barcos -habitualmente superpoblados- que buscan desde Turquía las costas de Italia.
Víctimas
Episodios que habitualmente acaban en catástrofe: unos 59 refugiados, incluido un bebé, fueron encontrados muertos la última semana después de que su barco encallara en frente a Calabria.
Los llamados a una acción más dura han aumentado en Grecia pero también en toda Europa desde la crisis migratoria de 2015, cuando casi un millón de sirios que huían de la guerra civil recibieron asilo en Europa.
Y los ministros que representan a los 15 estados miembros que asistieron a la conferencia en Atenas pidieron no solo que se lleguen a acuerdos con terceros países para aceptar refugiados, sino también más apoyo financiero "para todo tipo de infraestructura de protección fronteriza". “Es crucial en este momento que Europa decida qué tipo de política migratoria queremos y, más específicamente, qué tipo de gestión de fronteras queremos”, apuró Mitarachi a sus homólogos, antes de hacer referencia a las ONG que supuestamente “ayudan” en los cruces fronterizos.
“Claramente, debemos ofrecer asilo a las personas que necesitan protección, pero de manera ordenada… Hoy, lamentablemente, en lugar de ser proactivos en la gestión del asilo, son los traficantes de personas los que venden lugares en nuestras sociedades, no a los más necesitados. sino a los que pagan los honorarios”, concluyó.
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