Friday 17 de January, 2025

MUNDO | Hoy 06:45

Venezuela: represión sin límites

Nueva etapa de autoritarismo. Maduro consolida su régimen con secuestros, militarización y desdén por la comunidad internacional.

Nicolás Maduro se autoproclamó para su tercer mandato en Venezuela, tras un proceso manchado por denuncias de fraude y sin el reconocimiento de gran parte de la comunidad internacional. Su asunción como presidente, tras las elecciones del 28 de julio, estuvo respaldada por un sistema institucional completamente dominado por el chavismo y por unas Fuerzas Armadas leales al régimen, factores que han convertido su continuidad en el poder en una imposición más que en un acto legítimo.

Los comicios fueron opacos desde el inicio. Maduro se atribuyó la victoria la misma noche electoral, ignorando las pruebas presentadas por la oposición, que demuestran que el verdadero ganador fue Edmundo González Urrutia, con un margen abrumador. Estas denuncias fueron respaldadas por observadores internacionales como el Centro Carter, que calificó las elecciones como no democráticas, desmontando la narrativa oficialista. Sin embargo, las instituciones controladas por el chavismo han desoído las acusaciones, facilitando la toma de posesión de Maduro en un acto repudiado por las democracias de la región y el mundo.

El aislamiento internacional del régimen quedó evidenciado en una ceremonia de investidura a la que asistieron únicamente Miguel Díaz-Canel, de Cuba, y Daniel Ortega, de Nicaragua, líderes de gobiernos autoritarios aliados de Venezuela. Por su parte, Gabriel Boric y Gustavo Petro, han condenado abiertamente a Maduro, catalogándolo como un dictador, y marcando un quiebre con la histórica complicidad de ciertos sectores de izquierda regional.

Nicolas Maduro

Más duro

El nuevo mandato comenzó con señales preocupantes. La detención temporal de la líder opositora María Corina Machado en vísperas de la investidura, así como el aumento de arrestos a disidentes, muestran que el régimen está dispuesto a intensificar su estrategia de represión. Esta dinámica de persecución política genera un clima de intimidación que busca sofocar cualquier intento de movilización opositora, al tiempo que deja un mensaje claro: habrá tolerancia cero para quienes desafíen al chavismo.

El opositor legítimo Edmundo González, que prometió regresar a Caracas para asumir el cargo que las urnas le otorgaron, postergó su viaje ante la falta de garantías de seguridad. Mientras tanto, las bases opositoras, golpeadas por años de frustración, enfrentan una encrucijada: mantener la resistencia o dejar definitivamente el país.

Fotogaleria El presidente de Argentina, Javier Milei y el líder de la oposición venezolana, Edmundo González Urrutia, saludan a sus partidarios reunidos en la Plaza de Mayo

El peligro de este nuevo periodo de Maduro radica en el aislamiento internacional de Venezuela, que lo empuja a gobernar de espaldas al mundo. Con sanciones redobladas y un rechazo diplomático cada vez más contundente, el régimen podría radicalizar su represión interna para consolidarse en el poder. Para los venezolanos, esto implica un recrudecimiento de la persecución política, un deterioro aún más profundo de los derechos humanos y la posibilidad de una crisis humanitaria agravada.

Proceso

El régimen de Nicolás Maduro ha abandonado cualquier apariencia de democracia, desatando una ola de represión brutal que evidencia su desesperación pero también el terror del que es posible ahora que se ha quitado la última máscara. Tras asumir un nuevo mandato cuestionado, el chavismo ha intensificado su accionar represivo, recurriendo a detenciones arbitrarias y secuestros masivos como método de intimidación. Machado denunció que al menos 30 personas fueron secuestradas por fuerzas de seguridad tras una movilización del pasado 9 de enero.

Corina Machado

La líder de la oposició señaló que los operativos represivos ocurrieron en diversas regiones del país, incluyendo Portuguesa, Táchira, Bolívar, Zulia y Caracas, entre otras. “En su desesperación, al régimen no le queda más que arremeter contra valientes ciudadanos”, afirmó. Relató, además, el caso de un joven colaborador que fue herido de bala y secuestrado mientras la escoltaba en moto tras una concentración opositora.

La propia Machado fue detenida brevemente por agentes de la Policía Nacional Bolivariana, quienes la interceptaron violentamente mientras se retiraba de Caracas. Según relató, fue obligada a subir a una moto entre dos hombres armados, quienes inicialmente la trasladaban hacia una cárcel, pero posteriormente recibieron la orden de liberarla. Antes de dejarla ir, le exigieron que grabara un video como prueba de vida. Este episodio, en su opinión, refleja las "profundas contradicciones internas del régimen", que opera de manera errática y desorganizada.

La brutalidad del régimen chavista, simbolizada por estas detenciones arbitrarias y secuestros, apunta a un recrudecimiento de la represión que busca sofocar cualquier resistencia. Con la comunidad internacional rechazando el mandato de Maduro y aumentando las sanciones contra su gobierno, Venezuela se encuentra en un punto crítico. 

Fotogaleria Miembros de la Milicia Bolivariana y partidarios del gobierno levantan fusiles de asalto mientras participan en una manifestación durante una marcha de juramentación de las fuerzas combatientes en Venezuela

La ausencia de contrapesos internos y el aislamiento global han liberado al régimen de cualquier freno, permitiéndole actuar con una violencia cada vez más desbocada. Para los venezolanos solo queda resistir frente a un régimen cada vez más autoritario y adicto a sus tropas.

Ejército

Ante el creciente aislamiento internacional y las renovadas amenazas de intervención militar, el presidente Nicolás Maduro ha optado por fortalecer su alianza con los regímenes autoritarios de Cuba y Nicaragua, consolidando una estrategia de militarización como respuesta a las críticas externas. Durante la clausura del segundo Festival Mundial de la Internacional Antifascista, el líder chavista advirtió que está dispuesto a "tomar las armas" junto a sus aliados para defender su gobierno.

“Nos estamos preparando junto con Cuba y Nicaragua para que, si un día tenemos que tomar las armas y defender el derecho a la paz y la soberanía, dar la batalla y volver a ganarla. No somos líderes tibios, somos la revolución bolivariana”, afirmó Maduro en un mensaje directo a quienes lo critican desde el exterior.

Venezuela

Estas declaraciones surgen en respuesta a los llamados de figuras como Álvaro Uribe e Iván Duque, expresidentes de Colombia, quienes han solicitado una intervención militar internacional para poner fin al régimen chavista. Uribe incluso sugirió que esta intervención debería estar respaldada por las Naciones Unidas, mientras que Duque advirtió sobre una posible "crisis humanitaria de proporciones alarmantes" si Maduro permanece en el poder.

En su arremetida verbal, Maduro desafió a Uribe llamándolo "cobarde" y retándolo: “Ven tú al frente de la tropa. Te espero en el campo de batalla”. Estas palabras refuerzan la postura de un mandatario que, lejos de buscar diálogo, endurece su retórica y apuesta por el apoyo de las Fuerzas Armadas como pilar de su continuidad. Sin embargo, lejos de mostrarse debilitado, el mandatario ha respondido con una estrategia que combina la represión interna y la militarización de su régimen.

En el plano interno, la situación sigue siendo precaria. A pesar de ligeras mejoras en algunos indicadores económicos, más del 50% de los venezolanos vive bajo la línea de pobreza, y una familia promedio necesita 140 salarios mínimos para cubrir una canasta básica de alimentos. Estas cifras subrayan la fragilidad económica que enfrenta el país, mientras el régimen redobla esfuerzos para silenciar cualquier tipo de oposición.
Maduro parece decidido a mantenerse en el poder a cualquier costo, abrazando una narrativa de resistencia antiimperialista que busca justificar la represión y su alianza con los pocos socios que le quedan en la región.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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