En un estudio publicado ahora en la revista Nature Medicine se ofrecen datos sobre un nuevo medicamento que podría facilitar el tratamiento de la adicción al cannabis. Más allá de los usos terapéuticos, entre los que destaca su capacidad analgésica, el excesivo consumo no está exento de riesgos, como el trastorno por uso de cannabis (CUD) que desarrollan los consumidores de esta sustancia.
Los síntomas del deterioro persistente son caracterizados por la falta de concentración y la incapacidad para reducir el consumo de la droga. Por ese motivo, un equipo de investigadores dirigido por Pier Vincenzo Piazza, de Aelis Farma, ha probado en diversos modelos animales y, en distintas fases, con personas el medicamento AEF0117.
El artículo, que acaba de ser publicado, recoge tanto los datos que se han obtenido con diversos modelos animales, como los primeros resultados en fases iniciales de desarrollo del fármaco con humanos. Así, los datos de estudios preclínicos demostraron que el medicamento fue capaz de inhibir los efectos conductuales del THC sin alterar el comportamiento normal o las actividades fisiológicas en ratones y primates.
En investigaciones previas habían demostrado que la activación de este receptor por el tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo del cannabis, es responsable de los efectos conductuales. "A diferencia de otros antagonistas que se habían probado anteriormente, este nuevo fármaco bloquea una parte específica de la cascada intracelular, lo que permite mantener los efectos beneficiosos, como los analgésicos, y evitar aquellos negativos que acaban ocasionando el trastorno por uso de cannabis", explicó Arnau Busquets-García, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de España.
También se informó de los resultados en dos ensayos clínicos de fase 1 realizados en 64 voluntarios sanos, en el que se observó que el fármaco era seguro y bien tolerado. Además, en un ensayo de fase 2a, que involucró a 29 participantes con CUD, se vio que el fármaco redujo en un 19% los efectos subjetivos positivos del cannabis con una dosis de 0,06 mg y en un 38% con una dosis de 1 mg en comparación con el placebo, reduciendo además la auto administración de cannabis.
"Se pudo ver también con todos estos estudios que, en una población basal, sin consumo de cannabis, el fármaco no tiene ningún efecto y que es cuando hay la presencia de la sustancia que se puede apreciar su actividad y sobre todo que no tiene efectos secundarios sustanciales", afirmó Arnau Busquets-García y añadió:"Ahora el siguiente paso será hacer ensayos con una población mucho mayor, pero ya parece haber efectos positivos que harán más fácil poder conseguir financiación para proseguir con la investigación".
El desarrollo de este nuevo fármaco además ha seguido un proceso diferente al habitual en lo que puede suponer un cambio de paradigma. Por lo general, los candidatos a fármacos se seleccionan por su potencia y eficacia. La toxicidad, la formulación y la biodisponibilidad se estudian solo más adelante en el desarrollo, lo que resultan en que solo cerca del 4% de los compuestos desarrollados obtengan aprobación.
"En este caso la toxicidad, la formulación y la biodisponibilidad ya se tuvieron en cuenta en los estudios in vitro de la fase preclínica, lo que ha permitido que al llegar a las fases clínicas se conociera bien la dosis necesaria para lograr efectos terapéuticos, y estos se pueden traducir en un desarrollo más rápido en comparación con el enfoque clásico", explicó el investigador del IMIM.
"En algunos de los estados donde se ha legalizado en Estados Unidos se ha visto un importante aumento de las crisis psicóticas. A esto se une también el desarrollo de cannabinoides sintéticos con mecanismos muy parecidos, que se piensa que son inocuos, pero no es así", concluyó Busquets-García. En 2020, según registros médicos, se diagnosticaron con CUD a 14,2 millones de personas solo en los Estados Unidos.
Comentarios